En medio de una expectativa mundial y con un riguroso operativo en el que se cruzan una milenaria tradición con la más moderna tecnología aplicada a la seguridad, el Vaticano anunció que la Capilla Sixtina será, desde el próximo 7 de mayo, el epicentro de uno de los eventos más solemnes de la Iglesia católica: el cónclave para elegir al nuevo Papa, tras el fallecimiento de Francisco, ocurrido el pasado 21 de abril a los 88 años.

Durante esos días, el célebre recinto —decorado por los frescos inmortales de Miguel Ángel, Botticelli, Perugino y Ghirlandaio— cerrará sus puertas al turismo y se convertirá en el lugar más vigilado y hermético del planeta. 

Serán 133 cardenales quienes, bajo estrictas normas de aislamiento, decidirán quién será el nuevo obispo de Roma y líder espiritual de más de mil millones de fieles en todo el mundo.

Obra de arte y escenario de la historia: así es la Capilla Sixtina, donde el cónclave elegirá al nuevo Papa

Una transformación a contrarreloj

Aunque habitualmente es uno de los destinos más concurridos de los Museos Vaticanos, la Capilla Sixtina ya fue cerrada al público desde el lunes pasado para ser adaptada a las exigencias del cónclave. 

Los trabajos incluyen la instalación de mesas, sillas personalizadas, urnas y sistemas de aislamiento, con el objetivo de garantizar total confidencialidad en las deliberaciones.

La elección se llevará a cabo bajo la imponente presencia del fresco del "Juicio Final", pintado por Miguel Ángel entre 1536 y 1541, y que domina la pared detrás del altar. Del techo, el célebre Dios creador de “La Creación de Adán” extenderá su mano, como lo ha hecho durante siglos, sobre quienes elegirán al nuevo pontífice.

Obra de arte y escenario de la historia: así es la Capilla Sixtina, donde el cónclave elegirá al nuevo Papa

Tradición, aislamiento y secreto

El protocolo impuesto desde hace siglos se mantiene inalterable. Durante el cónclave, ningún cardenal podrá comunicarse con el exterior: quedan prohibidas las llamadas, mensajes y todo tipo de contacto. Incluso las cámaras de seguridad que monitorean los pasillos del Vaticano son desactivadas para preservar el secreto.

En el interior, se montarán dos filas de mesas, enfrentadas, para que todos los purpurados puedan mirarse entre sí durante las votaciones. Las mesas estarán recubiertas con paños de satén beige y burdeos. En el último cónclave, en 2013, fueron 12 mesas para 115 cardenales. En esta edición, se espera un incremento para albergar a los 133 electores.

Un espacio con siglos de historia

Desde 1492, salvo contadas excepciones, la Capilla Sixtina ha sido escenario de todas las elecciones papales. Su elección como sede del cónclave fue reafirmada por Juan Pablo II, quien destacó que su atmósfera “contribuye a hacer más viva la presencia de Dios”.

Obra de arte y escenario de la historia: así es la Capilla Sixtina, donde el cónclave elegirá al nuevo Papa

Su construcción, encargada por el Papa Sixto IV en 1475, y sus frescos —pintados entre 1508 y 1512 en el caso del techo, y entre 1536 y 1541 en el caso del mural del altar— la convierten en un emblema artístico, religioso y político de la cristiandad.

Expectativa global

Mientras los cardenales se reúnen en congregaciones generales para dialogar, conocerse y tejer alianzas, todo está listo para una nueva elección que marcará el rumbo de la Iglesia en tiempos desafiantes. El Vaticano guarda silencio, el mundo observa. 

Y la Capilla Sixtina, una vez más, será testigo de la historia.