OMS revela que más de 1.000 millones de personas sufren problemas de salud mental
El organismo instó a los países, especialmente a aquellos de ingresos bajos y medios, donde reside la mayoría de las personas con problemas de salud mental, a adoptar medidas contundentes para proteger y promover la salud mental de sus poblaciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió esta semana el informe World Mental Health Today, que sitúa en más de mil millones la cantidad de personas experimentan algún problema de salud mental. Esa cifra, equivalente a alrededor del 14% de la población mundial, no solo confirma la magnitud del fenómeno: revela además una tendencia creciente. Entre 2011 y 2021 el número de afectados aumentó a un ritmo superior al crecimiento poblacional, lo que obliga a mirar la salud mental como un desafío sanitario y social de primer orden.
El documento de la OMS subraya que la carga no está distribuida por igual. La mayoría de quienes padecen trastornos mentales vive en países de ingresos bajos y medios, donde los recursos para atención son escasos y las barreras para el acceso, elevadas. Dos tercios de las personas con algún trastorno reportan ansiedad o depresión, los diagnósticos más frecuentes. También existen diferencias por sexo: las mujeres registran mayores tasas, con 581,5 millones afectadas frente a 513,9 millones de hombres. La pandemia de COVID-19 acentuó esas brechas: estudios como el Estudio de la Carga Global de Enfermedades estimaron en 2020 un incremento del 29,8% en el trastorno depresivo mayor y del 27,9% en los trastornos de ansiedad entre mujeres, porcentajes superiores a los observados en hombres.
La infancia y la adolescencia aparecen como etapas críticas. En 2021, aproximadamente el 7% de los niños de entre cinco y nueve años y el 14% de los adolescentes entre 10 y 19 años presentaban un trastorno mental. La OMS recuerda que muchas de estas condiciones se originan temprano: alrededor de un tercio de los trastornos que se observan en la edad adulta comienzan antes de los 14 años, la mitad antes de los 18 y casi dos tercios antes de los 25. Esa cronología tiene implicancias para políticas públicas: la detección precoz y la intervención en entornos escolares y comunitarios pueden modificar trayectorias vitales.
El suicidio en el ámbito laboral
El informe aborda también la tragedia del suicidio, que sigue siendo una de las principales causas de muerte entre jóvenes en todos los contextos socioeconómicos. En 2021 se registraron aproximadamente 727.000 suicidios. La OMS advierte que, pese a los esfuerzos globales, el ritmo de reducción de la mortalidad por suicidio es insuficiente para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de reducir en un tercio las tasas para 2030: con las tendencias actuales, la disminución estimada sería solo del 12%.
La depresión genera el 9% de la discapacidad
En términos de carga y consecuencias, la depresión se destaca como una causa principal de discapacidad: genera el 9% de la discapacidad a nivel mundial, más que cualquier otra condición de salud. Además, las personas con trastornos mentales tienen una esperanza de vida reducida y acumulan menos años de buena salud. La OMS pone de relieve, por ejemplo, que las personas con esquizofrenia mueren en promedio nueve años antes y las que padecen trastorno bipolar, 13 años antes, en comparación con la población general. A ello se suman efectos económicos: solo por pérdida de productividad asociada a depresión y ansiedad la economía global pierde alrededor de 850.000 millones de euros anuales.
La OMS llama a los países a la acción
Frente a ese panorama, la OMS llama a los países a intensificar medidas. Sustiene que, aunque desde 2020 muchos Estados han avanzado en políticas y planificación —incluidas actualizaciones normativas y mayor preparación para ofrecer apoyo psicosocial— las respuestas siguen siendo «inadecuadas e insuficientes». De media, los países destinan apenas el 2% de sus presupuestos de salud a la salud mental, con marcadas diferencias entre naciones ricas y pobres. En los países de ingresos bajos hay algo más de un profesional de salud mental por cada 100.000 habitantes, frente a más de 60 por cada 100.000 en países de altos ingresos; en dos tercios de los países existe un único psiquiatra para 200.000 personas o más. Además, la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos esenciales asequibles y de intervenciones psicológicas es limitada, sobre todo en los contextos de menores recursos.
La agencia sanitaria subraya que los trastornos mentales continúan siendo de las afecciones más desatendidas: la mayoría de las personas que los sufren no reciben atención formal. Se estima que, a nivel mundial, menos de una de cada diez personas con trastorno depresivo mayor recibe un tratamiento mínimamente adecuado. Por ello, la OMS reclama una financiación equitativa de los servicios de salud mental, reformas legales y políticas que protejan los derechos humanos, inversión sostenida en recursos humanos especializados y la expansión de la atención comunitaria y centrada en la persona.
El informe plantea, en síntesis, que la magnitud del problema y su concentración en etapas tempranas de la vida requieren una respuesta integral: fortalecer sistemas de salud, priorizar la prevención, integrar la atención en servicios comunitarios y escolares, y garantizar acceso equitativo a tratamientos efectivos. Sin tales medidas, la proyección es que las desigualdades se profundicen y que la carga humana, social y económica de los trastornos mentales continúe aumentando.