El reconocimiento colectivo del Estado palestino por parte de varios países del llamado "primer mundo" dejó a Israel más aislado que nunca en la arena internacional. A la par, el gobierno de Benjamin Netanyahu enfrenta una fuerte presión interna, tanto de sus socios ultraderechistas —que reclaman la anexión de Cisjordania— como de los familiares de los rehenes y sectores de la izquierda israelí que exigen un acuerdo de paz.

Las consecuencias concretas de este nuevo escenario aún no están claras y dependerán de la respuesta del Ejecutivo israelí, que hasta ahora mantiene su ofensiva militar en Gaza y no descarta avanzar hacia una anexión unilateral de los territorios ocupados en Cisjordania.

En apenas 48 horas, la dinámica diplomática global dio un giro significativo. Ya no son únicamente países en vías de desarrollo los que reconocen a Palestina. Esta vez lo hicieron aliados tradicionales de Israel y Estados Unidos, como Francia, Reino Unido, Portugal, Australia, Canadá, Bélgica, Luxemburgo, Malta, Andorra y San Marino.

En total, ya son 157 los países que reconocen oficialmente al Estado palestino —incluida la Argentina, más allá del marcado alineamiento del gobierno de Javier Milei con Israel—. La cifra representa más del 80% de los miembros de la ONU.

“Israel interpreta esta decisión como un acto de hostilidad. En lugar de capitalizar la coyuntura, afirma que estos países están premiando a Hamas por la masacre del 7 de octubre y que se trata de un gesto motivado por prejuicios antiisraelíes”, explicó el analista Kevin Ary Levin, magíster en estudios de Medio Oriente y docente de la UBA.

La respuesta israelí, en duda

El conflicto iniciado tras el brutal ataque de Hamas en 2023 no solo ha provocado una catástrofe humanitaria en Gaza: también ha desatado una crisis política profunda dentro de Israel. Las acusaciones de genocidio lanzadas por la ONU, las protestas en todo el mundo —y dentro del propio territorio israelí—, junto al creciente aislamiento diplomático, configuran un escenario inédito para Netanyahu.

Por ahora, solo Estados Unidos y su órbita diplomática mantienen un respaldo sin fisuras al gobierno israelí, influenciados por la línea dura que promueve Donald Trump. Sin embargo, incluso dentro de ese bloque empiezan a aparecer señales de incomodidad.

Reconocimiento global a Palestina: Israel queda más aislado y bajo presión interna e internacional
Una profunda crisis humanitaria vive la Franja de Gaza (Foto: Saher Alghorra/The New York Times)

Netanyahu, lejos de ceder ante la presión, refuerza su retórica desafiante. Ignora los pedidos de un alto el fuego y las demandas de liberación de los rehenes, una exigencia que gana fuerza entre familiares de secuestrados y movimientos sociales israelíes.

“Parece más interesado en evitar fracturas en su coalición que en buscar una salida diplomática. Al contrario, su respuesta se perfila como una reafirmación del rumbo actual y una muestra de desafío ante lo que considera actos hostiles contra Israel”, agregó Levin.

El primer ministro planea hablarle al país al regresar de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. “Lo hará en hebreo, lo que indica que está dirigiéndose principalmente a su base. Todo apunta a que podría anunciar algún tipo de declaración de soberanía sobre parte de Cisjordania”, anticipó Levin.

El peso de la ultraderecha

La ultraderecha israelí, pieza clave en la coalición de gobierno, no disimula su postura. “El reconocimiento de un ‘Estado palestino’ como premio a los asesinos exige una respuesta inmediata: aplicar ya la soberanía en Judea y Samaria y destruir completamente la autoridad terrorista palestina”, publicó en X el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, quien reside en un asentamiento en Cisjordania considerado ilegal por la ONU.

¿Y ahora qué?

Las implicancias del aislamiento internacional de Israel aún están por verse. Said Chaya, coordinador del Núcleo de Estudios de Medio Oriente de la Universidad Austral, advirtió que, más allá del reconocimiento simbólico, falta saber si habrá consecuencias reales.

“¿Se sancionará a Israel? ¿Se dejarán de vender armas? ¿La comunidad internacional intervendrá en la región? Por ahora, la medida se queda a mitad de camino”, analizó.

Reconocimiento global a Palestina: Israel queda más aislado y bajo presión interna e internacional
Benjamin Netanyahu hablará en la ONU (Foto: Debbie Hill/Pool via REUTERS)

Según Chaya, el reconocimiento masivo representa un gesto político fuerte, pero sin traducción operativa inmediata. “Falta claridad sobre las consecuencias prácticas de esta decisión”, afirmó.

De todos modos, la medida marca un cambio de paradigma. “Hace cinco años, Israel celebraba con los Acuerdos de Abraham que la cuestión palestina ya no impedía normalizar relaciones con sus vecinos. Hoy, ese argumento se desploma”, señaló Levin.

Países árabes como Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos habían firmado acuerdos con Israel en ese contexto. Pero el actual conflicto reavivó el eje palestino y pone en jaque cualquier acercamiento futuro con naciones clave como Arabia Saudita, que recientemente firmó un pacto de defensa mutua con Pakistán —extendiéndose así el paraguas nuclear hacia Riad—. Qatar, por su parte, también podría endurecer su postura, especialmente después de que un ataque israelí afectara a negociadores de Hamas en Doha.

Una oportunidad para reposicionar a la ANP

Levin cree que el reconocimiento colectivo a Palestina podría ser aprovechado para aislar a Hamas y reposicionar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), liderada por el grupo moderado Fatah, que gobierna parte de Cisjordania.

“Es una oportunidad para retomar el camino diplomático, bajo ciertas condiciones: garantías de seguridad para Israel, liberación de los secuestrados, retirada israelí de Gaza y reconstrucción de las zonas devastadas”, detalló.

No obstante, cualquier cambio sustancial dependerá de la postura que adopte Donald Trump. “Hasta ahora, más allá de declaraciones aisladas, no ha puesto límites reales. Mientras Estados Unidos siga enviando fondos y armas, todo seguirá igual”, concluyó Levin.