Máxima tensión entre EE.UU. y Brasil: aranceles y sanciones de Trump desatan la peor crisis bilateral en 200 años
El expresidente estadounidense impuso un paquete de aranceles del 50% y sancionó al juez que investiga a Jair Bolsonaro. Lula respondió con firmeza y denunció un ataque a la soberanía brasileña. El conflicto escala a niveles sin precedentes.
Con la imposición de aranceles inéditos y sanciones directas contra el magistrado que investiga a Jair Bolsonaro, Donald Trump desató la peor crisis diplomática entre Brasil y Estados Unidos en los últimos 200 años. La tensión escaló a niveles históricos y expuso un enfrentamiento ideológico abierto entre ambos países.
Aunque el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ya anticipaba la imposición de gravámenes del 50% a productos de su país, lo que sorprendió fue la presión sin precedentes de Washington sobre el juez Alexandre de Moraes, quien lidera la causa que podría llevar a Bolsonaro a prisión con una condena de hasta 40 años.
“Conocemos el poder económico de Estados Unidos, reconocemos su poder militar y su tamaño tecnológico. Pero eso no nos asusta. Nos preocupa”, afirmó Lula en una entrevista con The New York Times, publicada este mismo miércoles.
La respuesta de Trump no se hizo esperar: un comunicado de la Casa Blanca confirmó los aranceles y sanciones, justificándolos como una represalia por la “persecución política” contra Bolsonaro.
“La intimidación, el acoso y el enjuiciamiento político del gobierno de Brasil contra el expresidente y sus seguidores son violaciones graves a los derechos humanos que socavan el estado de derecho”, sostuvo Trump.
Además, acusó a la Justicia brasileña de coaccionar a empresas estadounidenses para censurar contenido político, expulsar usuarios, entregar datos confidenciales y modificar sus políticas de moderación, en una alusión directa a la polémica por la suspensión de X (ex Twitter) ordenada por De Moraes en 2023.
Un ataque directo al juez que investiga a Bolsonaro
En ese marco, el Departamento del Tesoro estadounidense sancionó económicamente al juez Alexandre de Moraes en el marco de la Ley Magnitsky, norma que permite castigar a extranjeros por violaciones a los derechos humanos o corrupción. La medida implica el congelamiento de bienes o cuentas que el magistrado pueda tener en territorio norteamericano.
El pasado 18 de julio, la administración Trump ya había revocado su visa y prohibido su ingreso a Estados Unidos, en una escalada diplomática que ahora toma otro nivel.
Desde Brasil, la respuesta fue contundente.
“La aplicación arbitraria e injustificable de sanciones económicas contra un miembro de la magistratura nacional constituye un grave e inaceptable ataque a la soberanía de nuestro país”, expresó Jorge Messias, jefe de la Abogacía General de la Unión (AGU), en un comunicado oficial.
Impacto económico: excepciones estratégicas y sectores afectados
Si bien los aranceles alcanzan el 50%, quedaron exceptuados productos clave como jugo de naranja, celulosa, petróleo, componentes de aviación, y otros bienes agroindustriales y minerales que resultan críticos para la economía estadounidense.
Una de las principales beneficiadas por estas excepciones es Embraer, la tercera mayor fabricante de aviones del mundo, que exporta a Estados Unidos el 45% de sus aeronaves comerciales y el 70% de sus jets ejecutivos.
Sin embargo, otros sectores resultaron duramente golpeados, como la carne, el café, las frutas y la industria maderera.
“Es muy malo. Afectó muchos productos que Brasil exporta. Hay muchos rubros involucrados”, explicó el exsecretario de Comercio Exterior Welber Barral al diario O Globo.
El analista Antonio Lavareda destacó que las excepciones moderan el impacto inflacionario general, pero subrayó el daño puntual en ciertas economías regionales.
“Más allá de la inflación, el país lo ve como un ataque institucional inédito de una potencia aliada. Las relaciones quedarán profundamente comprometidas si persiste este desalineamiento político-ideológico”, dijo a TN.
De hecho, ya se registraron despidos en el sector de la madera procesada, según reportó el diario Folha de São Paulo.
Una jugada política de alto riesgo
Para el analista Marco Teixeira, de la Fundación Getúlio Vargas, el foco real del conflicto no es económico, sino netamente político.
“Quedó claro que el objetivo es revertir el proceso contra Bolsonaro. Esta acción busca desestabilizar a un gobierno electo en Brasil y condicionar el funcionamiento de su Poder Judicial”, advirtió.
Teixeira agregó que, al dejar fuera de los aranceles a sectores estratégicos como el petróleo o la aviación, Trump debilitó el discurso de la familia Bolsonaro, que esperaba una represalia comercial más severa para presionar al Tribunal Supremo.
“Esta crisis marca un punto de inflexión. Estados Unidos está cruzando una línea que Brasil difícilmente dejará pasar sin consecuencias a largo plazo”, concluyó.