Bernardo es tucumano, tiene 47 años, terminó la secundaria y se apasionó por la agronomía. Estudió cinco años en la provincia, hasta que en 2001 abandonó la carrera para mudarse a Estados Unidos. De su origen porta en el orillo la mácula de las empanadas. Las de su tierra le combaten el primer puesto entre las preferidas de los paladares nacionales a las salteñas. Se distinguen por el relleno y la cocción. Las tucumanas son particularmente jugosas.

Luego de una prolífica niñez fortalecida gracias a las dosis de empanadas en casa, partió tras un nuevo desafío. En 2004 se fue al Reino Unido. “En mi primera estadía -relata Bernardo Novillo en charla exclusiva con La Nación- hice un poco de todo. Pero, entre todas las opciones que tuve, trabajé unos meses cuidando caballos de polo. Fue muy valioso para mi porque me topé con un ambiente donde la mirada hacia lo argentino es predominantemente positiva. Todo lo contrario a lo que se piensa habitualmente, que nos ubica en una historia de rivalidad. Esa afabilidad hacia lo nuestro me estimuló a pensar que era posible trabajar una idea que pudiera desplegar a argentinidad con toda su esencia y que fuera bienvenida”.

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Luego de esa incursión que duró dos años, la vida continuó. Volvió a Argentina, permaneció durante 36 meses aquí, hasta que decidió a embarcarse nuevamente, esta vez con el destino claro y la idea madurada.

Es tucumano y triunfa en Londres con sus empanadas
Actualmente posee cinco locales y a fines de mayo abrirá el sexto

Estaba solo y contaba un ahorro que iba a ayudarlo a vivir durante los primeros meses. Un dinero no contemplado para aquella inversión. Sin embargo, apostó por aquella iniciativa: “Comencé con Chango en 2010, sin nada. Con recetas que me pasaban mis amigos en Tucumán, junto a un pariente salteño que sabe hacer empanadas. Cocinaba y vendía yo”, indicó.

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Bernardo agregó: “Mis amigos viajaban y cocinaban conmigo. Así fui armando mis propias recetas. Los primeros seis meses hacía todo yo. Luego contraté a una señora que me ayudaba a cocinarlas”.

Sin inversión externa, apostó por la venta en los markets ingleses y en las ferias gastronómicas que giraban alrededor de los municipios londinenses. El crecimiento fue tan frenético como impensado.

“Pasé de tener una ayudante a varias personas trabajando en los markets. El primer gran avance fue ese. Luego alquilé una fábrica, hasta que en 2013 abrí el primer local en Richmond. El segundo fue en Wimbledon, en 2016″, indicó Bernardo.

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El empresario, casado con una inglesa, padre de Ralph y a la espera de otro bebé (aún no saben el sexo), advirtió en la pandemia una gran oportunidad para expandir su marca. “A los locales gastronómicos nos permitían estar abiertos. La gente salía a tomar un café o comer algo en un parque. Era lo único que se podía porque los restaurantes estaban cerrados. Así que tenía gente esperando en la calle todo el tiempo”, contó.

En cuanto a la carne, Bernardo aseguró que “con que sea medianamente buena es suficiente”. Utiliza cortes magros, más fáciles de cortar y consumir. “No hace falta comprar carne argentina, porque lo importante no es la carne si no el proceso. Todo lo que acompaña a la carne hace a la empanada”, reveló el tucumano, que desde el principio se enfocó en potenciar el sabor de las salsas que acompañan el producto.

Y continuó: “Consigo carne de Irlanda, es la mejor en cuanto a relación precio y calidad”. Actualmente, tiene cinco locales y un sexto que abrirá en las próximas semanas. Todos en Londres. 40 empleados distribuidos en esos comercios, entre los que trabajan varios argentinos que lo buscan para pedirle empleo.

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Es tucumano y triunfa en Londres con sus empanadas
Actualmente tiene 40 empleados distribuidos entre la fábrica y los locales

“En relación con la posibilidad de emprender, este país es para sacarse el sombrero. Te ayudan bastante, todo es bastante simple. Desde registrar una empresa hasta facturar. Todo funciona muy bien. Te controlan, obviamente, pero no buscan perjudicarte. Es un país muy bueno para emprendedores”, precisó Bernardo.

Entre sus gustos, se destacan la tradicional de carne cortada a cuchillo, jamón y queso, pollo picante y calabaza con queso de cabra. Las seis unidades tienen un valor de 15 libras (cerca de $4000, sin contar los impuestos para las compras en el exterior).

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“Me gustaría llegar a 10 locales, largar la franquicia y desprenderme un poco del negocio. Estoy muy involucrado y me gustaría enfocarme en mi familia. Lograr ese equilibrio. Ser dueño de una cadena de locales te consume bastante, todo el día diría. Mi objetivo ahora es delegar todo lo que pueda”, afirmó Bernardo.

Y completó: “No le cierro la puerta a volver a mi país. El hecho de regresar es complicado porque mi mujer es inglesa. Pero hace poco compramos una casita en Tucumán, en Tafí del Valle. Tratamos de ir dos meses por año para que mi hijo no pierda el contacto con sus tíos y primos. Algún día me gustaría regresar”.