La Selección argentina femenina inicia su preparación para el Mundial con 16 jugadoras
El entrenador Portanova presentó una lista para los entrenamientos que comenzarán el lunes en el predio de la AFA. El equipo nacional integrará el Grupo G.

La Selección argentina femenina iniciará el lunes el tramo final de la preparación para el Mundial de Australia-Nueva Zelanda 2023. Un grupo de 16 jugadoras fueron citadas para los entrenamientos que se desarrollarán en el predio Lionel Andrés Messi de la AFA en Ezeiza.
El entrenador Germán Portanova estará a la cabeza de las prácticas matutinas. En las próximas semanas la lista de citadas podría ir variando.
Desde la AFA aclararon que “se irán incorporando más futbolistas, a medida que finalicen sus obligaciones con sus clubes”.
La lista definitiva con las 23 citadas para el Mundial será comunicada el 11 de julio.
El Mundial Femenino de Australia-Nueva Zelanda 2023 se disputará del 20 de julio al 20 de agosto. La Selección argentina tendrá su cuarta participación en el torneo, luego de haber quedado eliminada en primera fase en las ediciones de 2003, 2007 y 2019.
El conjunto albiceleste integrará el Grupo G, junto a Italia, Sudáfrica y Suecia.
Las 16 citadas de la Selección argentina femenina
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/artear/QVYYUWBBMZBLFK7WRONUYPHPKA.jpg)
- Catalina Roggerone (CSU Bakersfield, Estados Unidos)
- Valentina Ahumada (Estudiantes de Buenos Aires)
- Gabriela Chávez (Estudiantes de Buenos Aires)
- Abigail Cháves (Huracán)
- Gabriela Herrera (Independiente)
- Julieta Martínez (Lanús)
- Sophia Braun (León, México)
- Mariana Larroquette (León, México)
- Vanesa Santana (libre)
- Aldana Cometti (Madrid CFF)
- Dalila Ippólito (Parma, Italia)
- Milagros Martín (Platense)
- Lara Esponda (River Plate)
- Annika Paz (River Plate)
- Maricel Pereyra (San Lorenzo)
- Camila Gómez Ares (Universidad de Concepción, Chile)
“Antes no teníamos nada”: la figura de la Selección femenina que cumplió su sueño de vivir del fútbol
Los comienzos de Aldana Cometti fueron en el amateurismo pleno, pero ya lleva varios años como profesional con gran éxito en el exterior. Se ilusiona con jugar su segundo Mundial y no duda: “Volvería a dejar un diente en la cancha a cambio de un triunfo”.
A sus 27 años, Aldana Cometti es una histórica de la Selección argentina de fútbol femenino. Hace casi una década que viste la camiseta del conjunto nacional y ha atravesado todas las etapas de la disciplina: desde el amateurismo más profundo -y con mayores carencias- hasta este presente en el que el equipo llegará al Mundial de Australia-Nueva Zelanda 2023 con un plantel de jugadoras profesionales.
Poder vivir del fútbol era uno de los sueños más profundos que tenía aquella Aldana que a los nueve años empezó a ir con una amiga a Excursionistas, uno de los pocos clubes de la Ciudad de Buenos Aires que tenía la disciplina para mujeres. En las prácticas, se mezclaba con compañeras que tenían más de 20 o, incluso, de 30 años, porque solo había un horario para todas.
Por esos tiempos, en paralelo, jugaba al hockey en GEBA. Era una actividad que hacía desde los cuatro años. Pero, en su adolescencia, se vio obligada a tomar una decisión. A pesar de que no había ninguna garantía de poder vivir del fútbol, la pasión pudo más.
Cuando Aldana tenía 14 años, un entrenador que había tenido en Excursionistas la llamó para participar de los Juegos Bonaerenses con Independiente. La experiencia se repitió en las ediciones siguientes y pronto llegó el llamado para integrar la Selección argentina Sub 17.
“Ahí empecé a dedicarme solamente al fútbol. Dejé de jugar al hockey y me quedé en Independiente para poder seguir siendo convocada a la Selección”, recordó Cometti en diálogo con TN desde España, país en el que reside hace varios años y en el que actualmente juega en el Madrid CFF.
Las dificultades del fútbol amateur
Cuando Aldana Cometti jugaba en Independiente, aún faltaban varios años para que el fútbol femenino fuera semi-profesional en la Argentina. Entrenaba tan solo dos o tres veces por semana y llegaba hasta el predio de Villa Domínico luego de viajar más de dos horas y media en colectivo o en tren. Generalmente la acompañaba su mamá, Rosa.