UPD, la “previa” en la vuelta a clases: qué deben saber los padres para cuidar a sus hijos
Este miércoles 5 de marzo comienzan las clases en los secundarios tucumanos: el martes 4 a la noche será el esperado festejo adolescente. Cómo manejar el famoso “lo hacen todos”, y el consumo de alcohol
El Último Primer Día se convirtió en una tradición con significados para los estudiantes de último año de secundaria, que lo viven como una ocasión especial para celebrar el inicio de su último ciclo escolar.
Si bien es una tradición celebratoria, el consumo de alcohol y otros peligros que puedan darse en este contexto preocupa a las familias y escuelas. ¿Cómo manejar el consumo de sustancias en personas menores de edad? ¿Qué estrategias poner en juego ante el famoso “lo hacen todos” o “si no voy, me quedo afuera”? ¿De qué manera cuidarlos, con límites, pero sin invadir?
La celebración se hace durante la madrugada previa al primer día de clases: los jóvenes se reúnen para festejar el inicio de su último ciclo escolar, y termina con la llegada de los y las adolescentes a la escuela.
Es una “previa” antes del regreso a las aulas que, en ocasiones, está teñida por la euforia y el descontrol. De hecho, hace unos días ocurrió un grave accidente en una de estas celebraciones: en un UPD en Victoria, Entre Ríos, un adolescente de 16 años sostuvo un mortero encendido (pirotecnia) y éste le explotó en la mano, provocándole severas consecuencias.
El miércoles 5 de marzo de 2025 comienzan las clases para los alumnos de nivel secundario en Tucumán, por lo que la noche del martes será el escenario de muchos festejos del UPD de este año.
“No debería existir”
“No estoy de acuerdo con estos festejos”, sentencia una profesora con más de quince años de experiencia en secundarios.
“Cada año que pasa se hacen maÌs cantidad de festejos por curso, y son cada vez peores: empiezan con el UPD y, despueÌs de eso, cada evento tiene que ser ‘superador’ al anterior. Incluso el año pasado hubo colegios que hasta han suspendido la entrega de diplomas por los desmanes que se han provocado en estas fiestas. Para mí, no deberían existir”.
“Estoy totalmente en contra del UPD”, dice otro profesor que hace casi veinte años recorre variados secundarios. “No estoy formado para trabajar con personas que esteÌn suÌper pasadas de rosca, como me ha pasado. Es responsabilidad de los padres, que mandan pasados de droga y de alcohol a los pibes -menores de edad, dicho sea de paso-. Creo que hoy los padres no quieren poner límites, y no se dan cuenta que los límites tienen que ver con el amor: es una manera de decirle a la otra persona que te importa, que te importa que esté bien”.
"Tenemos entendido que hay colegios que están sugiriendo a los alumnos no asistir el miércoles, sino el jueves, para evitar situaciones de riesgo. No solo llegan alcoholizados y exaltados, sino que ya ha habido accidentes en años anteriores", advirtió la ministra, Susana Montaldo.
"No puede ser que los padres les paguen una entrada de $40.000 para que lleguen borrachos a la escuela. ¿Quién es responsable de esto?", se preguntó.
También apuntó contra los empresarios tucumanos que lucran con estas celebraciones: "El objetivo es ganar dinero a costa de los chicos. Hay otras formas de divertirse, y llegar alcoholizados a una institución educativa no es la manera".
Ni amigos, ni enemigos: padres aliados
El primer paso para abordar la situación es una conversación con los chicos, sincera y sin juzgamientos, centrada en la seguridad y el bienestar, no solamente en el control. “Expresar preocupación sin acusar y reforzar la confianza: recordar que pueden llamar en cualquier momento si necesitan ayuda o se sienten incómodos”, dice Alejandra Ariovich, médica pediatra, actual secretaria del comité de adolescencia de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). Preguntar, escuchar y compartir las preocupaciones desde el cuidado, no desde la censura.
Mientras hay padres y madres que dejan a los adolescentes ir sin mediar demasiadas trabas, otros no los dejan participar; en el medio, como siempre, hay matices: como estos eventos pasaron de ser “individuales” y “exclusivos” por colegio, a celebrarse masivamente en parques y plazas (muchos colegios juntos, mucha gente, casi como un antiguo “Día de la Primavera”), muchos padres y madres optan por acompañarlos y quedarse cerca, por ejemplo en la estación de servicio más cercana, para que si necesitan algo, surge algún problema, se separan del grupo en la multitud, etc., hay un grupo de padres que se quedan para asistirlos y llevarlos de vuelta a casa.
Es importante que los adolescentes sientan que sus padres son aliados, y que pueden confiar en ellos en el caso de necesitarlos. A su vez, los padres deben conocer todos los detalles del evento:
¿Qué tipo de actividades planean? ¿Qué adultos estarán supervisando a los chicos? ¿Qué adolescentes participarán? ¿Dónde irán y a qué hora regresarán? ¿De qué manera se transportarán, o los llevarán los padres? ¿Hay un “plan de emergencia”, es decir, sabe dónde llamar o a quién recurrir en caso de necesitar ayuda? ¿Puede comunicarse en ese caso? ¿Pueden cuidarse entre ellos y estar atentos si alguno necesita ayuda? Conocer estas variables ayudará a reducir la incertidumbre y promover la seguridad.