El debate judicial por el asesinato del panadero Javier Edgardo Hernández sumó este lunes un capítulo clave: la voz de los expertos en salud mental. En la sala de audiencias, psicólogos y psiquiatras que entrevistaron a Julio Tabuenca, el joven acusado de matarlo, coincidieron en algo esencial para la causa: el imputado comprendía sus actos.

“Estaba orientado en tiempo y espacio, no presentaba dificultades para comprender la realidad ni para expresarse”, afirmaron. Esos informes, sumados a una junta médica que se realizó antes del juicio, sostienen que Tabuenca es penalmente responsable y está en condiciones de enfrentar el proceso.

Con estas declaraciones, la Unidad Fiscal de Homicidios II, dirigida por Carlos Sale y representada en el debate por la auxiliar de fiscal Luz Becerra, dio por cerrada su parte en la etapa probatoria. Ahora será el turno de la defensa, que buscará dar su versión de los hechos y tal vez, discutir las condiciones psíquicas del acusado.

¿Es inimputable el asesino del panadero Hernández? Declararon los peritos

El juicio, que está siendo conducido por la jueza Eliana Gómez Moreira, avanza con una imputación grave: homicidio en ocasión de robo, un delito que contempla penas de hasta 25 años de prisión. La pretensión de la Fiscalía es más moderada, pero firme: 14 años de condena para Tabuenca.

Una mañana fatal
La historia que se ventila en los tribunales ocurrió en la madrugada del 28 de marzo de 2024, cuando Javier Hernández, de 52 años, salió temprano de su casa rumbo a la panadería donde trabajaba. Eran las 6:30 y se detuvo en la parada de colectivo de avenida Colón al 866, sin saber que allí lo esperaba su agresor.

Julio Tabuenca, de 30 años, lo interceptó con la intención de robarle. Pero Hernández no se dejó intimidar. Hubo un forcejeo. El panadero cayó al suelo y entonces, según la acusación, Tabuenca lo apuñaló dos veces en el abdomen con un cuchillo, y escapó por el pasaje Agustín García, llevándose el arma homicida.

Gravemente herido, Hernández caminó hasta su trabajo, en la esquina de avenidas Roca y Pellegrini, desde donde fue trasladado de urgencia al Hospital Padilla. Allí peleó por su vida durante tres días, hasta que el 1 de abril falleció a causa de un traumatismo abdominal abierto por arma blanca.

Lo que sigue
El juicio continúa esta semana con los testigos de la defensa. Mientras tanto, la imagen del panadero caminando herido hacia su lugar de trabajo —el mismo que visitó cada madrugada durante años— sigue pesando en la sala de audiencias como una muestra brutal de lo que se juzga: la violencia que se cruza, sin aviso, con la rutina de un hombre trabajador.