En la mañana siguiente al empate entre Atlético y Rosario Central, la avenida Juan B. Justo se presentaba como un testimonio palpable de los eventos ocurridos la noche anterior. La escena era desoladora: sobre la calzada, se podían observar restos de vidrios rotos, probablemente pertenecientes a ventanillas de colectivos y automóviles. Las esquinas estaban adornadas con ladrillos y piedras dispersas, mientras que en algunos tramos de las veredas se notaban manchas oscuras que los vecinos identificaban como sangre. 

Los relatos de los testigos apuntan a que el desencadenante de la violencia fue un único proyectil, una piedra. De acuerdo con las versiones recogidas, un grupo de hinchas de Atlético lanzó un cascote contra un colectivo que transportaba simpatizantes de Rosario Central, quienes regresaban del estadio Monumental "José Fierro". Este primer acto de agresión habría sido el catalizador de una serie de enfrentamientos que resultaron en corridas, agresiones y destrozos. 

Un vecino, que prefirió mantenerse en el anonimato, relató su experiencia: "En la vereda de mi casa había una mancha de sangre esta mañana. No vi el momento del conflicto, pero fue fuerte lo que pasó aquí". Por su parte, Federico Suma, un comerciante local y propietario de una rotisería situada en la esquina de Juan B. Justo y Bolivia, ofreció su perspectiva sobre la situación. Aseguró que, tras el partido, la Policía había tomado la decisión de desviar a los hinchas de Central hacia la avenida Sarmiento, en lugar de permitirles salir por Francisco de Aguirre. 

Atlético Tucumán vs. Rosario Central: vecinos molestos por los daños en parte de la ciudad

"Venían dos colectivos custodiados, pero el resto iba sin escolta. Los hinchas de Atlético estaban saliendo por calle Chile y ahí comenzó todo el conflicto", explicó Suma. Su relato continuó, describiendo la inevitabilidad del choque entre las dos hinchadas: "Rompieron vehículos, agredieron a la gente... La Policía, un desastre. No pudieron contener diez colectivos y los hicieron encontrarse con los hinchas de Atlético. Es una vergüenza lo que hicieron". El comerciante también expresó su preocupación por los daños sufridos en su negocio: "No sé quién se va a hacer cargo de todo esto. A mi comercio lo rompieron todo; me destrozaron la camioneta, espejos, vidrios, chapa... Era evidente que si cruzabas a las dos hinchadas, algo iba a suceder". 

Así, la mañana posterior al partido no solo dejaba un paisaje de destrucción, sino también un sentimiento de inquietud entre los vecinos y comerciantes afectados, quienes se preguntaban sobre la responsabilidad de las autoridades en la contención de un conflicto que, como muchos otros, parecía previsible.