“Yo nunca le he dicho eso a la Policía, no sé de dónde han sacado eso”. Con estas palabras, Pablo Guillermo Mamaní intentó desligarse del crimen de su pareja, Julia Elena Espinoza, cuyo cuerpo fue hallado ayer colgado de la reja de la escuela de Los Nogales. 

Espinoza había sido detenido minutos después del hallazgo del cuerpo, cuando la Policía fue a buscarlo a su casa y lo encontró yéndose en su moto, dejando a sus hijos menores de edad y con una bolsa de ropa. Según consta en el acta policial, los uniformados lo notaron nervioso. Luego, se quebró y confesó el crimen. 

Crimen de Los Nogales: ahora, la pareja de la víctima dice que nunca confesó haberla matado

Sin embargo, hoy su abogado, Sebastián Púmara, pidió que se declare ilegal su aprehensión puesto que, sostiene, esa confesión no es válida porque Mamaní no estaba asistido por su defensa. Al tomar la palabra, el imputado negó haberle dicho a la Policía que él era el autor del crimen. En una breve declaración, dijo que lamenta la muerte de su pareja y que él no fue el autor. Se negó a responder preguntas. 

Sin embargo, la auxiliar fiscal Luz Becerra sostuvo que sí lo hizo y que así consta en la documentación que confeccionó la Policía. Reconoció que, para que una confesión sea válida, debe ser emitida ante un juez y con un abogado defensor en la asistencia, pero aclaró que Mamaní lo manifestó espontáneamente, sin ser preguntado ni interrogado, y que los policías no pueden ser “sordos y ciegos” ante hechos que ellos mismos presencien y puedan servir para la causa. 

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La jueza Lorena Rocha coincidió con la fiscalía y sostuvo que las actas policiales son actos que dan fe de los hechos y que, a priori, se consideran verdaderas, salvo que se pruebe más adelante que fueron fraguadas. Además, indicó que tampoco hay elementos que indiquen una enemistad personal o animosidad de los uniformados con el imputado que haga pensar en que la Policía inventó la confesión. 

Pero lo que más perjudicó la situación de Mamaní fueron las declaraciones recolectadas por la Fiscalía en el entorno de la víctima y los mensajes de Whatsapp hasta ahora analizado. Todos refieren que Julia sufría violencia de género por parte de Mamaní, e incluso que en diciembre él la había atacado con un cuchillo. Además, los mensajes darían cuenta de una supuesta infidelidad de ella descubierta por él. El acusado, también, presentaba lesiones en su cuerpo que podrían ser defensivas.

Mercedes Del Carmen Avila

Por ello, la jueza aceptó la formulación de cargos y le imputó el delito de femicidio, que conlleva la pena máxima del Código Penal: prisiópn perpetua. En mérito a la gravedad de la pena y a que Mamaní fue hallado en una actitud que podría ser de fuga tras el crimen, ordenó que quede bajo prisión preventiva durante los próximos cinco meses, para permitir a la Fiscalía producir las pruebas necesarias para realizar el juicio.