El suicidio de un escribiente en el Hospital Churruca ha revelado una crisis profunda en la Policía Federal Argentina, que se ha deteriorado significativamente bajo la gestión de Patricia Bullrich. Este hecho, que ha conmocionado a la institución, ha puesto en evidencia problemas estructurales que han ido acumulándose en los últimos años, afectando tanto la moral como las condiciones laborales de sus efectivos. En lo que va del año 2025, más de 600 efectivos de la Policía Federal, incluyendo personal médico, enfermeros y administrativos, han solicitado su baja, marcando un récord histórico que multiplica por diez el promedio de años anteriores. 

Este fuerte aumento en las renuncias responde a un contexto de crisis que se ha venido gestando, caracterizado por la caída de los salarios y el deterioro de la obra social de la fuerza. Desde diciembre de 2023, los sueldos de la Policía de la Ciudad han aumentado en un 50%, mientras que los de la Policía Federal han quedado por debajo de la línea de subsistencia, afectando gravemente el poder adquisitivo de sus miembros, que se estima ha disminuido en un 50% desde la llegada de Javier Milei al gobierno. 

El sistema de salud destinado a los efectivos, que es gestionado a través de una obra social, también ha sufrido un colapso. Miles de farmacias han dejado de atender a los afiliados, y en muchas provincias, la cobertura médica ha desaparecido por completo. A pesar de que los efectivos son descontados montos que oscilan entre los 100.000 y 300.000 pesos, la atención médica no está garantizada, lo que ha llevado a un descontento generalizado entre el personal. 

El Hospital Churruca, considerado el centro de salud referencial para la Policía, no solo enfrenta problemas de infraestructura y falta de servicios, sino que se ha convertido en un símbolo del abandono estatal. En este contexto, se produjo el suicidio de Alejandro Tejerina, un suboficial con una larga trayectoria, cuyo acto ha sido interpretado por muchos como un grito de auxilio ante el maltrato y la falta de apoyo institucional. En una carta dirigida al director del hospital, Tejerina expresó su descontento con el trato recibido, lo que ha generado un fuerte eco dentro de la fuerza. 

A esto se suma una intensa lucha interna en la Policía, donde muchos efectivos se sienten más alineados con la vicepresidenta Victoria Villarruel, mientras que la figura de Patricia Bullrich es criticada y despreciada por ciertos sectores. Los apodos que le han asignado, como "la panqueque" o "la exMontonera", reflejan un descontento que ha crecido en los últimos meses, especialmente en espacios de discusión interna y en redes sociales como Azules por Siempre. En contraposición a la gestión actual, se recuerda que durante la presidencia de Alberto Fernández y bajo la dirección de Aníbal Fernández como ministro de Seguridad, se habían conseguido fondos extraordinarios que habían permitido equilibrar la obra social y mejorar notablemente la situación del Hospital Churruca. Sin embargo, la administración de Milei y Bullrich ha sido señalada por una gestión deficiente y sospechas de corrupción en contrataciones, lo que ha intensificado el malestar. 

Las condiciones laborales de los efectivos se han vuelto cada vez más exigentes, con jornadas extensas y un enfoque en la represión de protestas, lo que ha contribuido al creciente desasosiego. La tensión interna continúa aumentando y la crisis estructural que enfrenta la Policía Federal es evidente, con un liderazgo político que parece quebrado y una falta de respuestas efectivas que mantiene a sus miembros en un estado de incertidumbre y descontento.