Impresionante: así se ve el cuerpo de una "mula" con 78 cápsulas de cocaína
Una joven detectada en Ezeiza con decenas de envoltorios de droga en su organismo, reinstaló el drama de quienes lo arriesgan todo por unas monedas.
La joven -pequeña, con un peso que no llega a los 50 kilos- arrivó el pasado sábado al Aeropuerto Internacional de Ezeiza para abordar el vuelo IB 2602 de la aerolónea Level que debóia llevarla a Barcelona, España.
Portaba un pasaporte recién sacado y se la veía presa de muchos nervios. Por eso determinaron demorarla y revisarla con el scanner.
Lo que los agentes de la Policia de Seguridad Aeroportuaria (PSA) se encontraron tras los rayos X fue una imagen impresionante que pintó una vez más el drama de las mulas del narcotráfico: la "sospechosa" llevaba 11 cápsulas (unos 110 gramos de cocaína) dentro de un profiláctico que habia colocado dentro de su vagina.
Bomba de tiempo
Eso era lo más visible, pero había más: la mujer -argentina, clase media, porteña- había ingerido 67 capsulas más que estaban distribuidas por todo su aparato digestivo. Una verdadera bomba de tiempo.
Tras el hallazgo y la participación de Aduana se dio intervención al juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky que inició la causa por intento de contrabando de estupefacientes.
En el expediente la joven se negó a declarar y se espera encontrar alguna pista en el teléfono iPhone que le secuestró la PSA. También se allanó su casa de Villa del Parque.
Tras los rayos X la detenida fue derivada al Hospital Eurnekian, de Ezeiza, por el riesgo de vida y para que pudiera evacuar las capsulas con cocaína. En ese hospital hace años se creó un servicio especializado para contener a mulas del narcotráfico.
La joven cargaba tal cantidad de droga dentro suyo -con un peso de 742 gramos- que debió esperar hasta el miércoles para que le dieran el alta y este jueves fue llevada a los Tribunales de Inmigrantes para que prestara delcaración.
El drama de los desesperados
El caso de la joven de 20 años que muestra la radiografía volvió a poner en las noticias el drama de los "ingestados" o "capsuleros", una modalidad que hace 10 años era moneda corriente en los aeropuertos internacionales.
Tuvo su último pico registrado en 2017 en la frontera argentino-boliviana y la pandemia de Covid 19 (con la severa restricción de viajes y cierre de fronteras) parecía haberla matado definitivamente.
Hoy, aseguran los especialistas, a los narcos les rinde más despachar encomiendas que mulas con cocaína en sus intestinos. "Mandan menos cantidad de droga, es verdad, pero a las encomiendas no hay que pagarles su parte, ni alquilarles habitación de hotel y lo que es más importante: las encomiendas no hablan", sintetizó un experimentado juez del fuero Penal Económico, con competencia sobre los casos de contrabando.
Si se hace una búsqueda de archivo, los datos indican que el último salto de "ingestados" –las mulas que tragan cocaína– fue hace unos 6 años y los casos más comunes eran los que entraban al país por tierra, desde la frontera con Bolivia y no los que partían a Europa en avión.
De acuerdo a estadísticas del Ministerio de Seguridad de la Nación, a manos por entonces de Patricia Bullrich, durante 2017 la cantidad de capsuleros detenidos se incrementó en un 175% en relación a 2016.
La tendencia resultó aun más llamativa porque entre 2012 y 2013 los "ingestados" habían caído un 64% y se habían mantenido más o menos estables entre 2013 y 2016. Un detalle: por entonces la mayor cantidad de mulas eran detectadas por Gendarmería entrando a Argentina desde paises productores, principalmente Bolivia.
“El año pasado tuvimos unas 8 condenas a penas de entre 4 y 5 años de prisión a través del sistema de juicio por flagrancia, que es muy rápido. Los capsuleros son personas en estado de vulnerabilidad que parten de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) engañadas. Les dan 1.000 dólares y a cambio de eso le hacen "ingestar" hasta un kilo a las mujeres y hasta un kilo trescientos gramos a los hombres”, explico por entonces Gustavo Montoya, a cargo del juzgado Federal de Oran, en Salta.
Los "mulas" arrepentidos que aceptaron declararar en el juzgado revelaron que primero los hacen tragar trozos de zanahoria a modo de práctica y después, el día del viaje, los recluyen en un hotel de Santa Cruz de la Sierra, los encierran y los drogan. Les dan tranquilizantes y también pastillas de carbón para que retengan las cásulas el tiempo necesario, contó Montoya.