Cristina Castro se la nota entera a pesar del dolor y la agonía que vive a diario. Dice que su vida “está en pausa” desde la muerte de su hijo Facundo Astudillo Castro, pero a pesar de eso asegura que sigue firme.

El joven de 22 años salió de su casa ubicada en Pedro Luro el 30 de abril de 2020 hacia la localidad de Bahía Blanca, donde pensaba reencontrarse con su exnovia. Nunca llegó a destino y en el medio, según consta en el expediente que investiga la Justicia Federal, fue retenido por policías que le labraron un acta por haber transgredido la medida de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio dispuesta por la pandemia del Covid-19.

Cerca de las 13.30 del mismo día, Cristina recibió un llamado de su hijo. “Mamá, no te das una idea de dónde estoy. No creo que me vuelvas a ver”, le dijo. Después, la comunicación se cortó. Esa fue la última vez que lo escuchó vivo. Su cuerpo fue encontrado 107 días más tarde, el 15 de agosto de 2020, en un cangrejal de General Cerri, Bahía Blanca, que ya había sido rastrillado sin éxito por la policía tan solo 48 horas antes.

La autopsia determinó más de un mes después que Astudillo Castro había muerto por “asfixia por sumersión”, que los “restos óseos no presentaban lesiones vitales de origen traumático” y que se trató de “una muerte violenta”, sin poder determinarse si fue un suicidio, un homicidio o un accidente.

Sin embargo, para Cristina Castro y sus abogados, Luciano Peretto y Leandro Aparicio, es más que evidente lo que pasó: están convencidos de que al joven lo mataron oficiales de la policía de Villarino. Los implicados serían Mario Sosa, Siomara Flores, Alberto González y Jana Curuhinca.

“La causa está estancada y me indigna mucho. No hay imputados y los policías sospechados siguen en funciones. Con muchas menos pruebas, en otras causas a esta altura ya habría detenidos”, le dijo Castro a TN.

A 3 años de la muerte de Facundo, todavía faltan conocer el resultado de algunas pericias y la Justicia investiga qué pasó ese 30 de abril en que el joven fue retenido por los oficiales Mario Sosa y Jana Curuhinca en la localida de Mayor Buratuvich. Los dos fotografiaron a Astudillo Castro de espaldas al lado de un patrullero y luego tomaron una imagen de su DNI. Sin embargo, declararon que después lo dejaron seguir.

Como la causa no tiene avances hace ya muchos meses, Castro y sus abogados, junto con Amnistía Internacional Argentina, brindaron una charla en la que contaron detalles de la investigación.

Para venir a Buenos Aires, Cristina Castro trabajó días y horas extras y lo hizo para contar como “sobrevive” a la muerte de su hijo. “Necesito que Facu descanse en paz y que tenga justicia”, se sinceró en un encuentro del que participaron algunos medios de comunicación.

Molesta por la lentitud de la causa y por la poca empatía que le muestra la Justicia, contó que el 6 de julio se reunió con la fiscal del caso, Jana Silvestre, y que le dijo que se estaba preparando para “pedir las indagatorias” de los sospechosos. Hasta ahora, no hubo novedades.

En la charla, Cristina Castro aseguró que la policía la “tiene vigilada” y que sabe cada uno de sus movimientos. Incluso, denunció que tanto a ella como a sus abogados, patrulleros suelen seguirlos por la calle a plena luz del día.

“En enero, el día del cumpleaños de uno de mis hijos, dejaron en un baño que yo suelo limpiar en mi trabajo, una falange como la que le faltaba a Facu cuando encontraron su cuerpo. No la encontré yo porque ese día cambié de horario y nadie sabía”, relató.

Conmovida, contó que luego de eso pasó algunos meses muy deprimida, hasta que juntó fuerzas para seguir adelante. “Antes de venir para acá, mi papá me dijo que el día que ya no llore cuando hable de lo que pasó, va a significar que estoy empezando a sanar. Todavía no puedo lograrlo”, admitió./ TN