Lian Gael Flores Soraide jugaba con sus hermanitos en el patio de su casa, debajo de un tractor, cuando desapareció. Era la tarde del sábado 22 de febrero pasado. Sus padres dormían la siesta. El sol partía la tierra en el paraje rural Ballesteros Sud, de Córdoba. Al despertarse, lo buscaron por la zona. No lo encontraron. Cerca de las 19 fueron a la comisaría a hacer la denuncia. Desde entonces, se hicieron rastrillajes por doquier, se secuestraron celulares y vehículos, se tomaron declaraciones, se peritaron filmaciones y no hay nada firme. Pasaron tres meses y el nene, de 3 años, sigue desaparecido.

La causa la trabajan en conjunto la Justicia federal y la provincial. Por un lado, actúan los fiscales de Bell Ville, Nicolás Gambini e Isabel Reyna; por otro, la fiscal federal Virginia Miguel Carmona.

El expediente se investiga como un secuestro extorsivo, aunque esa hipótesis no se sostiene en ninguna prueba firme. No hay personas imputadas. Nadie fue detenido. Tampoco hay una pista sólida que indique qué pudo haber pasado con el menor.

El abogado Darío Baggini, que representa a los padres de Lian, sigue de cerca cada movimiento de la causa. En diálogo con Infobae, explicó que hoy en día se investigan tres líneas principales: los ocupantes de un Volkswagen Suran, los vecinos del barrio donde vivía el niño, y la posibilidad de una red de trata internacional.

Tres meses sin Lian: las hipótesis y sospechas clave

“La hipótesis de que haya sido un secuestro con fines extorsivos está prácticamente descartada —dijo—. Nunca existió un pedido de dinero, nunca se ofreció una prenda, jamás hubo una señal de que el niño esté vivo. Entonces, eso, en los hechos, está casi descartado”.

El letrado también contó: “Por más que se diga que es descabellado pensar en un accidente, no lo es. O estamos ante una red de trata con recursos y logística para llevarse un chico sin que nadie lo vea, o sencillamente alguien pudo haber entrado, lo chocó, lo cargó y se lo llevó. Eso también se está investigando”.

Los padres de Lian piensan que a su hijo se lo llevaron. “No puede ser que desaparezca de esa forma. Alguien lo hizo, y seguramente fue alguien conocido”, dijo el papá, Elías Flores, en una de las entrevistas que dio a la prensa durante los primeros días del caso.

La pista del VW

El abogado de Elías comparte esa sospecha con él. La búsqueda se concentró, en buena parte, en quienes estuvieron ese día en la zona del cortadero de ladrillos que está al lado de la casa de la familia.

Una de las pistas que surgió fue la de un auto VW Suran gris, que los padres dijeron haber visto en la casa del vecino el jueves previo a la desaparición de su hijo y que, según otros testigos, también estuvo en la zona cero el día que Lian se esfumó.

Tres meses sin Lian: las hipótesis y sospechas clave

Según Baggini, aquel 22 de febrero los ocupantes del vehículo estuvieron allí “aproximadamente a la una del mediodía y otra vez cerca de las 15:40, o sea, en el momento en que Lian desapareció”.

Esa gente dijo que había ido a comprar ladrillos. El jueves consultaron el precio, y el sábado al mediodía volvieron para hacer el pedido. Sin embargo, tuvieron que regresar dos horas después porque aún no les habían enviado el material, de acuerdo a sus relatos.

A pesar de que se allanaron sus casas, incluso una en la ciudad de Rosario, y se secuestraron sus celulares, hasta ahora no hay nada concreto en su contra. Igualmente, siguen siendo investigados, al igual que los vecinos, debido a “muchas contradicciones" en sus relatos, según Baggini.

La camioneta blanca

Otra de las pistas que se analizaron fue la de una camioneta blanca, vista por dos testigos —Marcelino y Raúl—, que aseguraron que pasó por el lugar a toda velocidad el mismo día del hecho.

Era una VW Amarok con vidrios polarizados, que fue identificada: pertenece a dos productores agropecuarios que son dueños del sembradío de soja cercano. Habían ido a controlar el campo. Se les secuestró el vehículo, se les hicieron pruebas de ADN y Luminol. Todo dio negativo.

Además, “a la hora que ingresaron (al pueblo) Lian estaba con su familia”, agregó el abogado a este medio. Así, esa línea fue descartada.

La curandera

También se investigó a una curandera que había viajado a la provincia de Jujuy, el mismo día que desapareció el niño. Algunos testigos dijeron que había estado en la zona. Se la conoce como “la Abuelita”.

Se allanó su casa en la localidad salteña de Perico, se secuestraron sus celulares, una agenda, un bolso con ropa y un pasaje. Según ella, suele hacer curaciones a familias bolivianas y, cuando viaja a Córdoba, muchas veces vuelve con ropa, juguetes o cosas que le regalan.

La sospechosa declaró ante la Justicia y quedó en libertad. No puede salir de la provincia. Por ahora, no hay pruebas de que tenga que ver con el caso.

Tres meses sin Lian: las hipótesis y sospechas clave

Durante los primeros días, más de 300 efectivos buscaron al niño en un radio de más de 4.000 metros. Con el paso del tiempo se sumaron agentes de la Policía Federal, de Gendarmería y del Ejército. Se activó la Alerta Sofía y la Interpol emitió una alerta amarilla.

Los rastrillajes fueron extensos. Se revisaron pozos, zanjas, ríos, hornos de ladrillo, letrinas y hasta el basural. En una de esas recorridas encontraron huesos, pero resultaron ser de animales.

También se buscaron pistas en localidades vecinas como Villa María y en toda la zona rural alrededor de Ballesteros Sud, un pueblo agrícola con menos de 700 habitantes, calles de ripio y pocos autos circulando. Ya no hay más rastrillajes previstos.

Tres meses sin Lian: las hipótesis y sospechas clave

Sobre el desarrollo de la investigación, el abogado explicó que están conformes con la tarea que realiza la Justicia federal, con la que trabajan codo a codo. En cambio, criticó el hermetismo con el que actúa la Justicia provincial.

La provincia mantiene el secreto de sumario desde el principio. No sabemos si las primeras 48 horas de allanamientos se hicieron bien o mal. Eso nos tiene atados de pies y manos”, expresó.

Lo cierto es que Lian sigue sin aparecer y su familia sigue esperando una respuesta. La recompensa por datos útiles sobre su paradero es de 20 millones de pesos. Se puede aportar información, de forma anónima, llamando al 134.