En una jornada que condensó tensiones diplomáticas y reafirmaciones políticas, el presidente Javier Milei se reunió en Washington con su homólogo Donald Trump en el marco de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional destinadas a desbloquear nueva asistencia financiera para la Argentina. El encuentro, breve pero de alto perfil, dejó no solo el respaldo explícito de Trump a la gestión del mandatario argentino, sino también fuertes críticas hacia el gobierno anterior encabezado por Alberto Fernández.

Trump describió la situación previa a la llegada de Milei como “un desastre total” y atribuyó a la administración anterior una inflación “horrible”, enmarcando esa observación en un señalamiento directo contra Fernández, a quien comparó con figuras políticas de Estados Unidos. Al mismo tiempo, el expresidente republicano elogió a Milei por haber restituido “estabilidad” y haber elevado la economía argentina a un nuevo nivel de reconocimiento internacional, un mensaje que refuerza el vínculo cercano que ambas figuras políticas han cultivado desde antes de la asunción del dirigente libertario.

Las palabras de Trump adquieren mayor relieve por el historial de relaciones entre los líderes implicados. La relación entre Fernández y la administración de Estados Unidos tuvo episodios de roces públicos, y el propio exmandatario relató que en una reunión con Joe Biden observó actitudes que interpretó como desdén hacia la figura de Trump. Esos cruces se suman a una trama diplomática en la que las afinidades ideológicas y los intereses económicos juegan un papel central.

En este contexto, el respaldo de Trump aporta a Milei una señal política de peso en el escenario internacional, aunque también enciende interrogantes sobre la dinámica interna y las consecuencias de ese alineamiento en la negociación con el FMI y en la percepción pública dentro de la Argentina. La voz estadounidense, ahora favorable, representa tanto un apoyo simbólico para la estrategia del actual gobierno como un factor que podría influir en futuros acuerdos financieros y políticos.

La pugna retórica entre las administraciones saliente y la actual pone de relieve la polarización que atraviesa la escena política argentina. Más allá de las declaraciones, queda por verse cómo esos apoyos y reproches influirán en la marcha de las gestiones económicas, en la relación con organismos internacionales y en la percepción ciudadana de los resultados de la política económica en los próximos meses.