En medio del respaldo político de Donald Trump y de las gestiones para acceder a financiamiento del Tesoro de EE. UU., el gobierno de Javier Milei avanza en una alianza estratégica con Washington centrada en la cooperación militar y la proyección geopolítica en el Atlántico Sur y la Antártida.

Aunque los anuncios económicos acapararon la atención tras la gira presidencial por Nueva York, la agenda de Defensa es una de las áreas que el gobierno argentino viene trabajando desde comienzos de 2024, con continuidad de negociaciones iniciadas incluso bajo la administración demócrata de Joe Biden.

Con el apoyo de Trump y nuevas compras militares, se consolida la alianza estratégica con EE.UU.
Los aviones caza F-16 entraron en la fase final de preparación para volar hacia la Argentina. (Foto: Ministerio de Defensa)

Fuentes oficiales confirmaron que, antes de fin de año, llegarán al país los primeros aviones de combate F-16. Las cuatro unidades iniciales —adquiridas a Dinamarca— están en la etapa final de ensamblaje y pruebas, y tendrán como primer destino la base aérea de Río Cuarto, en Córdoba.

A estos se sumarán los primeros ocho blindados 8x8 Stryker, cuyo proceso de compra se consolidó tras la firma de una carta de compromiso por parte del ministro de Defensa, Luis Petri, durante su visita al Pentágono en julio.

El avance de estos acuerdos llevó a que Petri integrara la comitiva presidencial en la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Allí, junto al equipo de Defensa, se ajustaron los detalles técnicos y logísticos tanto de los Stryker como del despliegue inicial de los F-16.

Con el apoyo de Trump y nuevas compras militares, se consolida la alianza estratégica con EE.UU.
El presidente Donald Trump se reúne con el presidente argentino Javier Milei durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el martes 23 de septiembre de 2025, en Nueva York. (AP Foto/Evan Vucci)

Además, se negocia una visita de alto perfil: el secretario de Guerra de EE. UU. —cargo recientemente renombrado por Trump—, Pete Hegseth, y su par danés, Troels Lund Poulsen, podrían viajar a la Argentina para recibir formalmente los primeros F-16, en una cumbre bilateral con fuerte peso simbólico en materia de alianzas defensivas.

La cooperación militar también se inscribe en una competencia de largo plazo con China, que en los últimos años había ganado terreno en América Latina gracias a su vínculo con el gobierno de Alberto Fernández. Con Milei en el poder, Washington busca recuperar influencia estratégica en la región.

Uno de los ejes centrales de la proyección argentina en este nuevo escenario es la construcción de la Base Naval Integrada de Ushuaia. El proyecto apunta a consolidar una presencia permanente en el Atlántico Sur, en el marco de la futura revisión del Tratado Antártico prevista para 2048.

En ese sentido, la Argentina se posiciona como un socio clave para Occidente en el extremo sur del continente, del mismo modo que Dinamarca lo es en el Ártico, frente al aumento de tensiones con Rusia en Europa del Norte.

Según confirmaron fuentes oficiales, el gobierno argentino ya tiene en agenda futuras negociaciones con EE. UU. para adquirir helicópteros de combate, renovar equipamiento terrestre —rifles y municiones— y consolidar un plan de modernización sostenido de las Fuerzas Armadas.

Washington, por su parte, busca previsibilidad y compromisos de largo plazo en una región que considera estratégica. La Casa Blanca ve en la Argentina de Milei una oportunidad para reposicionar su presencia militar en el Cono Sur después de más de una década de retrocesos.