Faltan 30 días para las elecciones y la tensión entre la Casa Rosada y las gobernaciones recorre los despachos provinciales. La frase de un gobernador patagónico —“Faltan 30 días para las elecciones, ya está”— resume un clima de espera y cautela: los mandatarios hacen público su malestar, reclaman convocatoria al diálogo, pero prefieren postergar definiciones hasta después del 26 de octubre. Otros, sobre todo aquellos que sellaron acuerdos con La Libertad Avanza (LLA), cuidan las formas y evitan críticas abiertas, aunque comparten inquietudes en privado.

La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires y la consiguiente fortaleza relativa del peronismo colocan a Javier Milei en su momento más complejo. El apoyo financiero internacional logrado recientemente le da un margen de maniobra limitado: alcanzó para contener daños inmediatos, pero no para consolidar una base política que mostró fragilidades en la elección bonaerense. Como consecuencia, la oposición aceleró su accionar y los espacios dialoguistas encontraron motivos para enfriar vínculos que ya estaban deteriorados.

Gobernadores, entre el diálogo y la campaña

Las retenciones cero, que duraron apenas tres días y fueron aprovechadas por las grandes exportadoras, provocaron malestar entre productores y un sector de gobernadores —especialmente del frente Provincias Unidas— que calificaron la medida de “electoralista”. Este martes, Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz) se reunirán en Chubut con el anfitrión Ignacio Torres, y se espera que el tema vuelva a ocupar la agenda.

Lisandro Catalán, flamante ministro del Interior, inició una gira por las provincias en busca de recomponer puentes. Visitó Tucumán, Salta, San Juan y Catamarca, territorios gobernados por dirigentes que habían dado apoyos a LLA en el Congreso y que, con el paso de los meses, cambiaron su postura. No obstante, en varios distritos admiten que el gesto resulta insuficiente si Catalán no cuenta con capacidad de decisión real. La decisión presidencial de vetar la ley de Aportes del Tesoro Nacional (ATN), acordada por las 24 jurisdicciones, tampoco contribuyó a aliviar la tensión.

El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, exigió públicamente una convocatoria formal de la Nación para abordar problemas sensibles, entre ellos el narcotráfico, que describió como un fenómeno internacional con impacto local. Carlos Sadir, desde Jujuy, planteó una demanda similar tras el foro en Río Negro: consideró que el “salvataje” con Estados Unidos impone la necesidad de un encuentro federal para definir pasos a seguir.

Otra disputa central es el Presupuesto 2026: los borradores que circulan ya generan inquietud en las provincias por la percepción de recortes en inversiones clave. Desde Santa Fe, Pullaro cuestionó la falta de partidas para infraestructura vial, energética y de gas, condiciones que asocian con la generación de empleo. En Salta, el ministro de Economía Roberto Dib Ashur alertó por la eliminación proyectada de la Ley de Financiamiento Educativo, que garantizaba un 6% del PBI para educación y 1% para Ciencia y Tecnología, señalando un posible retroceso en políticas sociales y productivas.

A la par de esas fricciones, Milei inició una gira por distritos que renuevan senadores para apuntalar candidaturas de LLA. Comenzó en Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, donde el oficialismo provincial se presentará dividido. La visita se produce en un territorio convulsionado: marchas convocadas bajo el lema “Milei, no sos bienvenido” y la declaración de “persona no grata” en Ushuaia por comentarios sobre Malvinas confirman la polarización. Otras provincias con renovación de bancas son Entre Ríos, Chaco, Neuquén, Santiago del Estero, CABA, Salta y Río Negro.

El giro estratégico de varios gobernadores —de mostrarse cercanos a la Nación a tomar distancia pública— se explica en parte por sondeos que indican pérdidas de votos para LLA de entre seis y ocho puntos hacia octubre. La confianza en el gobierno también muestra la caída sostenida: el Indicador de Confianza en el Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella ubicó el índice en 1,94% en septiembre, con una baja del 8,2% respecto a agosto y del 10% interanual. En el tablero nacional, LLA se percibe con posibilidades en CABA, Mendoza, Entre Ríos y Chaco, justamente donde cerró acuerdos con gobernadores radicales y del PRO. Sin embargo, los peronismos locales no se dan por vencidos: en Chaco, el PJ sostiene que Jorge Capitanich compite cabeza a cabeza con Leandro Zdero; en Entre Ríos, los intendentes y dirigentes del justicialismo esperan capitalizar el terreno que dejó la ruptura con aliados provinciales.

En definitiva, el escenario preelectoral exhibe una combinación de cortocircuitos políticos, reclamos estructurales por recursos y una campaña que condiciona la posibilidad de diálogo federal. Los gobernadores reclaman un espacio de negociación real y no simbólico; la Casa Rosada, por su parte, enfrenta el desafío de sostener su base territorial mientras intenta consolidar una agenda económica que hasta ahora no logró despegar del foco electoral.