Desde Brasilia, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva reafirmó su postura de no involucrarse en el conflicto entre Israel e Irán. En un acto oficial realizado en el Palacio de Planalto, Lula manifestó: "No quiero pelear con nadie". Estas declaraciones surgen en un contexto de creciente tensión internacional, donde el conflicto en Medio Oriente ha captado la atención y preocupación de diversas naciones, especialmente tras la intervención de Estados Unidos en la región. 

El mandatario brasileño, con un tono firme y reflexivo, recordó una enseñanza de su madre: "Cuando uno no quiere, dos no pelean". Afirmó categóricamente: "Yo soy de la paz, soy de la paz. No quiero guerra", resaltando así su intención de mantenerse al margen de las hostilidades actuales. Este enfoque se da en un momento en que las relaciones entre Irán e Israel se encuentran en un estado delicado, con repercusiones globales que afectan la estabilidad de la región. 

El gobierno de Brasil también ha expresado su preocupación por los ataques dirigidos hacia Irán, insistiendo en la necesidad de lograr un acuerdo pacífico. Desde la Cancillería, se condenaron las acciones militares llevadas a cabo por Estados Unidos, advirtiendo que la escalada en el conflicto podría provocar "daños irreversibles" no solo en Medio Oriente, sino en la seguridad internacional en general. 

En este sentido, los BRICS han hecho un llamado a "romper el ciclo de violencia" y han abogado por la creación de "una zona libre de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva" en Medio Oriente. En un comunicado conjunto, enfatizaron: "De cara a las tensiones crecientes con consecuencias impredecibles para la paz y la seguridad internacional, así como para la economía mundial, subrayamos la necesidad urgente de romper el ciclo de violencia y restaurar la paz".