Javier Milei pondrá hoy en juego el futuro inmediato de su plan de gobierno en las elecciones bonaerenses, un test incómodo en medio de la mayor crisis de su administración, frente a un gobernador como Axel Kicillof, que decidió desdoblar el calendario provincial, disputarle el liderazgo a la ex presidenta Cristina Kirchner y plebiscitar su proyecto político 2027.

Las encuestas mostraron en las últimas horas conclusiones dispares. El miércoles, en el acto de cierre de Moreno, el Presidente habló de “empate técnico”. En La Plata sobrevolaba el fin de semana un moderado optimismo. La clave, reconocen en ambos sectores, estará en la participación electoral, una verdadera incógnita y la variable central de esta elección, que ya mostró una caída en todas las instancias previas de este 2025. Del ’83 hasta hoy, el año con menor participación fue el 2021, con apenas unas décimas encima del 70%, con los resabios de la pandemia de COVID-19. Es casi una ilusión aspirar ahora a esa cifra. Reina la apatía. En el peronismo creen que esa apatía favorece al aparato de los intendentes del PJ. Por eso La Libertad Avanza convocó en estos días a sus votantes.

Milei enfrenta una elección incómoda en Buenos Aires

La tradición provincial de desdoblar el calendario tendrá consecuencias de alcance nacional, más allá de que los más de 14.000.000 de bonaerenses habilitados para votar, repartidos en las ocho secciones electorales, están convocados a elegir este domingo solo diputados y senadores provinciales, concejales y consejeros escolares. En el caso del gobernador, por sus aspiraciones presidenciales y la puja feroz con Cristina y Máximo Kirchner por el liderazgo del peronismo. Por el lado de Milei, la performance de La Libertad Avanza tendrá un impacto directo en el programa fiscal, en la reorganización interna del sistema de toma de decisiones y en la carrera a las elecciones nacionales de octubre, en las que el jefe de Estado buscará plebiscitar su gestión de cara al segundo tramo del mandato.

El Presidente llegó a esta instancia en su momento de mayor debilidad, golpeado por el escándalo desatado por la difusión de los audios de Diego Spagnuolo, que exhibieron una presunta red de coimas en discapacidad investigada en la Justicia, que tiñeron la campaña y expusieron la puja interna en el triángulo de hierro. Debilitado, además, por una batería de derrotas en el Congreso que dejaron al descubierto la fragilidad política del Gobierno, y que sumó incertidumbre a la alta volatilidad cambiaria y monetaria: el equipo económico anunció a principios de semana que intervendría en el mercado de cambios para contener el dólar. Y en medio de una fuerte caída en la actividad, que aumentó la negatividad en la imagen del oficialismo en el Gran Buenos Aires.

Milei desplegó entonces una campaña centrada en la figura del gobernador y basada en el slogan “kirchnerismo nunca más”, con el que apeló en las últimas semanas a contrarrestar la eficacia del aparato peronista que esta tarde se pondrá a prueba en el conurbano: de los 135 municipios bonaerenses, 84 están en manos del PJ. En especial, en la Primera y la Tercera sección, donde el kirchnerismo debería tener su mayor cantidad de votos.

Un resultado adverso para Milei agregaría mayor volatilidad al programa fiscal y dejaría al Gobierno en una situación de mayor vulnerabilidad de cara a octubre. El día después puede convertirse, en ese contexto, en un calvario para la Casa Rosada. Azuzado por una reacción negativa de los mercados. Un “empate técnico”, como anunció el Presidente el miércoles, y una performance ventajosa para el Gobierno le daría, por el contrario, una bocanada de aire fresco.

Un buen resultado para la Casa Rosada podría significar, en ese contexto, una oxigenación frente a la crisis política que lo acorrala y una consolidación del rumbo a poco más de un mes y medio para las elecciones de medio término de octubre que, a diferencia del test de hoy, se perfilan mucho más auspiciosas para La Libertad Avanza.