Milei participó del tedeum del 9 de Julio en Buenos Aires
De la conmemoración religiosa en la Catedral metropolitana participan el jefe de Estado y su gabinete
La celebración por el Día de la Independencia de la República Argentina tendrá dos eventos centrales: el Tedeum y el Desfile Militar. La conmemoración religiosa en la Catedral se realizó desde las 9 y al mandatario Javier Milei lo acompañó la vice, Victoria Villarruel, que anoche estuvo ausente en la firma del Pacto de Mayo. La explicación oficial de su entorno fue que estaba engripada y su médico le recomendó no viajar.
El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, presidió el Tedeum que se realizó por el Día de la Independencia en la Catedral metropolitana. En sus palabras ante el presidente Javier Milei y sus funcionarios, moseñor reclamó por la “falta de termómetro social” ante la pobreza y pidió “vivir la libertad” sin odio. Asimismo, realizó un fuerte pedido de unidad para sobrepasar el complejo contexto social que vive la Argentina, amparado en Jesús y en el espíritu de los congresales de 1816 en Tucumán.
“Jesús, ayudanos a posicionarnos siempre desde los conflictos, la grieta, los enfrentamientos. Si los hombres que cargaban la camilla del paralítico hubiesen actuado como nosotros, el enfermo terminaba en el piso, revolcado en el barro, y la camisa tironeada y rota por ellos. Si los congresales de Tucumán en 1816 insistían en sus diferencias sobre el modelo para la organización nacional o sus distintas concepciones ideológicas sin buscar consensos todavía estarían discutiendo en la casa de Tucumán, aunque no sé sin con los gritos, descalificaciones, expresiones vulgares y agresiones a los que nosotros tristemente estamos acostumbrados hace años. Pero no, los congresales entendieron que por sobre todo está la Nación y el bien del pueblo argentino, por eso cargaron con una enorme responsabilidad la declaración de la Independencia y quisieron estar a la altura de las circunstancias”, sostuvo, en un paralelismo histórico.
Entonces, enfatizó en que muchos argentinos hacen “un esfuerzo enorme, que conmueve y esperanzador”, y fue ahí cuando entró en el tramo más fuerte de su discurso. “No permitan que los cascoteemos con intereses mezquinos, con la voracidad del poder, con conductas reprochables que demuestran que a muchos les falta el termómetro social de lo que viven los argentinos de a pie. Demasiadas cosas hicimos mal en un pasado del que todavía nadie se hace cargo. El resultado: seis de cada diez chicos son pobres, hay niños con hambre, no escolarizados, que no pueden leer o interpretar”, marcó, para pedir que la educación sea “el primer objetivo” de cualquier plan de desarrollo.
“Señor Jesús, aquella casa histórica de Tucumán es modelo para la Argentina de hoy: que entren todos, que nadie quede afuera, que no haya excluidos, que se agrande la torta, que todos se sienten a la mesa de la dignidad, que todos reciban la mejor educación, que todos tengan un trabajo digno, que Argentina se ponga de pie, y caminemos juntos detrás del objetivo común de construir la Patria que soñamos, con libertad y paz, siempre entrelazados por la solidaridad y la justicia”, cerró su discurso el arzobispo de Buenos Aires.