En la antesala de la presentación oficial del Presupuesto 2026, la Casa Rosada dejó en claro cuál será la línea discursiva del presidente Javier Milei: una defensa enfática del modelo de equilibrio fiscal y del ajuste del gasto público como ejes inamovibles de la gestión para el año que comienza. La exposición, prevista para la noche del lunes y difundida en cadena nacional, llegará en un contexto de alta sensibilidad política y económica, marcado por la reciente derrota electoral en la provincia de Buenos Aires y por la volatilidad de los mercados que aguardan definiciones.

Según el equipo presidencial, Milei grabará su mensaje en la Casa Rosada alrededor de las 18. La transmisión —que se emitirá aproximadamente tres horas más tarde— incluirá un repaso de no más de treinta minutos sobre los que el Presidente considera logros de su gestión, prioritariamente la disminución de la inflación y la contención del gasto público. El discurso también incorporará los «datos duros» que sustentan la proyección de ingresos y erogaciones para 2026, un texto afinado durante el fin de semana con su asesor Santiago Caputo.

Entre las cifras que circulan en los documentos oficiales y en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional figura una previsión de crecimiento económico del 4,5% para 2026 y una inflación anual estimada entre 7% y 12% tras la primera revisión del organismo en agosto. En materia del gasto social, el proyecto mantiene la asistencia en torno al 3,2% del producto, plantea un leve incremento de las partidas previsionales (de 6,7% a 6,8% del PBI) y proyecta una obra pública nacional contenida en niveles acotados. Esta última decisión, vital para los gobernadores, se intentará compensar desde el Ejecutivo con gestos políticos como el nombramiento de Lisandro Catalán al frente del Ministerio del Interior.

La puesta en escena y el tono serán notoriamente distintos a los de 2024, cuando Milei presentó el Presupuesto en el Congreso acompañado por parte de su gabinete y por la entonces vicepresidenta Victoria Villarruel. Aquel acto, pensado para captar mayor audiencia, terminó marcado por las fracturas internas que además impidieron lograr un consenso con la oposición: el Presupuesto presentado un año atrás quedó sin sanción y el Gobierno debió reasignar partidas para sostener la administración pública.

En esta oportunidad, los gobernadores han advertido con firmeza que no tolerarán un nuevo año sin Presupuesto. En sintonía, buscan emplazar a José Luis Espert, titular de la comisión de Presupuesto, para que presente un cronograma que acelere el tratamiento legislativo de la iniciativa.

La agenda presidencial del lunes no se limitará a la cuestión económica. A las 9.30 está convocada una reunión de la mesa política nacional, reactualizada tras la derrota en la provincia de Buenos Aires. Además de Caputo y Karina Milei, participará el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Ese encuentro volverá a reflejar las tensiones internas del oficialismo, centradas en la estrategia para las próximas elecciones legislativas del 26 de octubre.

A las 11.30, en tanto, Milei juramentará a Lisandro Catalán como nuevo ministro del Interior. Luego, la mesa política bonaerense se reunirá en Balcarce 50 para delinear un plan de acción que incluya a nuevos actores del espacio macrista —entre ellos Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro— con el objetivo de revertir la derrota en el principal distrito del país.

En paralelo a estas actividades, el Presidente mantuvo en el fin de semana una presencia internacional a distancia: participó por videollamada del encuentro Viva Europa 25, organizado por el partido Vox en Madrid, después de haber cancelado su asistencia presencial tras la derrota bonaerense. En ese marco, Milei buscó transmitir un mensaje de resistencia política y cultural: «Si nos atacan es porque estamos haciendo lo correcto», afirmó, y convocó a sus aliados a «no bajar los brazos» ante la contienda política. Además, elogió a figuras conservadoras internacionales y reivindicó la sintonía con dirigentes afines en el exterior.

El presidente enfrentará así una semana decisiva: deberá articular una defensa discursiva del ajuste fiscal y, al mismo tiempo, negociar con poderes provinciales y bloques legislativos para asegurar el tratamiento de un Presupuesto que, según advierten desde las provincias, no admite nuevas dilaciones. En ese cruce entre gestión económica, equilibrio político y campaña electoral se juegan no solo las metas fiscales del Gobierno, sino también su capacidad de consenso interno y su viabilidad política de cara a octubre.