Tras una jornada electoral intensa, marcada por versiones sobre presuntos cruces internos, la intendenta de San Miguel de Tucumán, Rossana Chahla, ofreció un balance político de los comicios en la capital y reivindicó la labor de su equipo de gestión.

La intendenta reconoció la necesidad de autocrítica dentro del peronismo, aunque reclamó equidad en la evaluación pública: “Las cosas gravísimas que ocurrieron en el último tiempo, si las hubiese hecho el peronismo, habría una crisis institucional. Tenemos que medir con la misma vara”, afirmó. Con esa declaración intentó situar la discusión en torno a criterios uniformes de análisis político y judicial.

Frente a versiones sobre un supuesto enfrentamiento con el gobernador Osvaldo Jaldo, Chahla descartó la existencia de una pelea: “Respeto al gobernador. No hay ninguna pelea. Las operaciones políticas atrasan y la gente está cansada de eso. A mí me enseñaron que la palabra vale y se cumple”, aseguró, en un gesto público para desactivar rumores y reafirmar la unidad institucional.

También negó que su mayor visibilidad haya provocado tensiones internas: “No soy traicionera ni especuladora. Salgo a la calle, camino, escucho a los vecinos. Quizás mi forma de hacer política es distinta, pero siempre de frente”, expresó, describiendo su estilo de gestión como cercano y transparente.

Sobre los pasos a seguir, Chahla expresó que el objetivo inmediato es “seguir construyendo vínculos, fortalecer la gestión y recuperar la confianza de los vecinos”. Además, remarcó que “el fuego amigo es peor que el enemigo, pero lo importante es que Tucumán Primero ganó, y eso se logró con trabajo y convicción”. Con estas palabras buscó poner el acento en la reconstrucción del diálogo interno y en la gestión municipal como herramientas para consolidar el respaldo ciudadano.