El acompañamiento a niños y niñas con discapacidad es un proceso complejo que involucra a múltiples actores. Este proceso no se limita a la atención individualizada de cada niño, sino que se trata de una red de apoyo que incluye a la familia, profesionales de la salud y la educación, así como a la comunidad en su conjunto. 

El objetivo fundamental de este acompañamiento es promover el desarrollo integral y el bienestar de los niños, garantizando su acceso a la educación, a la salud, a la participación social y al desarrollo de sus potencialidades. Para que este acompañamiento sea efectivo, es crucial que las familias se informen sobre la discapacidad de sus hijos. Comprender las necesidades específicas de cada niño, así como los recursos disponibles, se convierte en un primer paso esencial. 

Este conocimiento permite a los padres abogar de manera más efectiva por los derechos y necesidades de sus hijos. Por otro lado, los profesionales dedicados a la atención de la discapacidad realizan evaluaciones y diagnósticos que son clave para identificar las necesidades y fortalezas de cada niño. A partir de estos diagnósticos, se pueden diseñar estrategias de intervención que respondan a las particularidades de cada caso, maximizando así el potencial de desarrollo del niño. 

En Tucumán, Poiesis ofrece un espacio para que niños, niñas y jóvenes con discapacidad, junto a sus familias, reciban el acompañamiento adecuado. Ignacio Ygel y Mario Elías, psicólogos parte del equipo de la institución, visitaron el living de Los Primeros para comentar todos los detalles.

La importancia de la salud mental

El 72,5% de las familias con hijos con discapacidad se sienten solas y desbordadas

El Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco presentó la nueva edición de su informe Discapacidad y Familia, con el objetivo de visibilizar la situación, necesidades y expectativas de los hogares que conviven con la discapacidad, explorando los retos añadidos a los que se enfrentan y reivindicando el apoyo que merecen para avanzar en igualdad de oportunidades. Las conclusiones se basan en una encuesta a 364 familias que tienen hijos/as con discapacidad.

Miedo y desorientación Las principales conclusiones del estudio destacan que para las personas encuestadas, las emociones más frecuentes en este momento son el miedo (93,4%), la desorientación (84,2%), la tristeza (78,8%) y la soledad (73,3%), lo que refleja una importante vulnerabilidad emocional de las familias con personas con discapacidad.

“El acompañamiento y el apoyo social desde el principio son fundamentales para que las familias afronten la discapacidad de forma positiva y puedan impulsar la autonomía y el futuro laboral de sus hijos e hijas. Cuando se sienten arropadas y cuentan con apoyo profesional y emocional, tienen más recursos para estimular su desarrollo y prepararlos para una vida independiente. En cambio, cuando ese acompañamiento no llega y las familias se sienten solas, desbordadas o invadidas por emociones como el miedo o la culpa, es más difícil sostener el proceso, lo que puede acabar afectando, de forma involuntaria, al crecimiento y a las oportunidades de inclusión de sus hijos e hijas con discapacidad”, destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.