Crean una lengua artificial que puede ayudar a combatir el exceso de azúcar
El hallazgo podría ser clave para la industria alimentaria y para tratar el sobrepeso, la obesidad y las adicciones alimentarias.
Un equipo de científicos desarrolló una lengua artificial capaz de detectar la intensidad del sabor dulce con una precisión superior a la del paladar humano. Este sensor tridimensional, inspirado en la estructura de la lengua, utiliza materiales biocompatibles y tecnología avanzada para medir cómo se perciben distintos niveles de dulzor.
El dispositivo, detallado en un estudio publicado en la revista Advanced Functional Materials, representa un avance significativo en la comprensión de cómo percibimos el sabor dulce y cómo este influye en nuestras elecciones alimentarias.
Una lengua sintética que imita la percepción del dulce
El sensor simula la arquitectura de la lengua humana, incorporando microestructuras que replican las papilas gustativas. Estas permiten detectar la presencia de moléculas dulces en diferentes concentraciones, proporcionando datos objetivos sobre la intensidad del sabor.
A diferencia de las pruebas sensoriales tradicionales que dependen de la percepción subjetiva de las personas, esta lengua artificial ofrece mediciones consistentes y reproducibles. Esto es especialmente útil para evaluar y comparar distintos tipos de azúcares y edulcorantes, tanto naturales como artificiales.
Los investigadores afirman que el sistema es más sensible que el paladar humano, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para la industria alimentaria y la investigación en nutrición.
El desafío de reducir el azúcar sin perder sabor
Reducir el contenido de azúcar en los alimentos sin comprometer el sabor es uno de los principales desafíos actuales. El sabor dulce está estrechamente ligado a la satisfacción y al placer de comer, lo que complica la aceptación de productos con menor contenido de azúcar.
La lengua artificial permite analizar cómo diferentes compuestos endulzantes afectan la percepción del dulzor, facilitando el desarrollo de productos que mantengan un sabor agradable con menos azúcar. También permite detectar qué edulcorantes provocan una caída rápida de sabor, algo que suele aumentar el deseo de volver a consumir dulce.
Además, esta tecnología puede utilizarse para estudiar la relación entre sabor dulce y comportamientos alimentarios, como la ansiedad, la alimentación emocional o el consumo compulsivo de ciertos alimentos.