Con el aumento de la temperatura, el ciclo vital del mosquito Aedes aegypti se acelera y su actividad se intensifica, explicó Medina Barrionuevo. En condiciones frías, muchos estados vitales de los insectos se retardaban; el calor, en cambio, activa el metabolismo y reduce los tiempos del ciclo biológico, lo que se traduce en un crecimiento de la población de mosquitos.

Para completar ese ciclo, el Aedes aegypti necesita una fase acuática: depósitos con agua estancada que a menudo se encuentran en patios de viviendas. Por ello, las acciones de control se orientan a eliminar esos recipientes y evitar que funcionen como reservorios. La limpieza de los espacios exteriores —patio y fondo— es prioritaria porque impide que los insectos inicien su ciclo en cuanto las temperaturas suben y, así, disminuye la cantidad de mosquitos adultos, que son los responsables de la transmisión de enfermedades.

Dengue y calor: qué hace el mosquito cuando sube la temperatura

Medina Barrionuevo recordó, además, la relevancia de los viajes en esta época: desplazarse a otras provincias o países vecinos sin protección eleva el riesgo de enfermar y de introducir el virus en la provincia, donde las condiciones climáticas favorecen al Aedes. Por ello, la prevención individual —uso de repelente y descacharreo domiciliario— es fundamental, sobre todo cuando, a partir de mediados de octubre, aumentan las precipitaciones y se activan nuevos criaderos, aun cuando en el momento haya cierta sequía.

La limpieza de recipientes debe incluir una acción mecánica, detalló la especialista: cepillado y raspado de las paredes internas para desprender los huevos adheridos, que pueden sobrevivir al invierno. Esos huevos son notablemente resistentes; pueden permanecer viables por más de un año, soportando sequía y bajas temperaturas, y reactivar la población cuando vuelven las condiciones favorables.

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La Dirección de Salud Ambiental mantiene las tareas de prevención. Desde mediados de junio no se registraron nuevos casos de dengue tras aplicarse el bloqueo correspondiente, pero la campaña continúa, enfocada en los barrios con mayor historial de epidemias. El trabajo puerta a puerta y la distribución de recomendaciones buscan, en esencia, reducir los criaderos y minimizar así el riesgo de brotes futuros.