Día Mundial de la Higiene de Manos: por qué lavarse correctamente puede evitar infecciones graves
Promovida por la OMS, es una de las medidas más efectivas para reducir riesgos y mejorar la seguridad en la atención a los pacientes en el sistema de salud.
El 5 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Higiene de Manos, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de esta práctica en la prevención de infecciones, especialmente en el ámbito de los sistemas de salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta ocasión subraya la necesidad de que los países adopten con celeridad un plan de acción global y un marco de monitoreo enfocado en la prevención y control de infecciones (PCI). Se busca, así, fomentar una conciencia colectiva sobre la higiene de manos y su rol crucial en la salud pública.
La jornada tiene como propósito enfatizar la relevancia de la higiene de manos en el cuidado de la salud y reunir a la población en un esfuerzo conjunto por mejorar esta práctica en todo el mundo. A nivel global, se celebran dos días destinados a promover la higiene de manos: el 5 de mayo y el 15 de octubre, lo que refleja la seriedad con la que se aborda esta problemática.
Una problemática global
Cada año, millones de pacientes y trabajadores de la salud son afectados por infecciones asociadas a la atención sanitaria, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Muchas de estas infecciones son prevenibles. La OPS advierte que “estas infecciones pueden dar lugar a brotes, especialmente si son causadas por organismos resistentes a los antimicrobianos”. La implementación de programas sólidos de PCI no solo mejora la calidad y seguridad de la atención médica, sino que también reduce complicaciones, como la sepsis, acorta estancias hospitalarias y disminuye la carga de trabajo del personal de salud.
La higiene de manos, junto con la higiene ambiental, se posiciona como una de las intervenciones más efectivas y económicas para combatir la resistencia antimicrobiana. Este enfoque integral es fundamental en el contexto de la atención sanitaria moderna.
Existen tres tipos de lavados de manos que se llevan a cabo en diferentes contextos. El primero es el lavado social, que se realiza en situaciones cotidianas para eliminar la suciedad visible y contaminantes. Este procedimiento consiste en frotarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, siguiendo un método simple pero efectivo, que asegura la higiene a diario.
El lavado antiséptico o clínico se aplica en entornos de atención sanitaria, particularmente antes del contacto con pacientes. Su objetivo es disminuir la flora bacteriana transitoria. Se utiliza jabón antiséptico o soluciones hidroalcohólicas, y el tiempo de fricción recomendado es de 30 segundos, garantizando así un nivel adecuado de desinfección.
Finalmente, el lavado quirúrgico está destinado a preparar al personal médico antes de llevar a cabo una intervención quirúrgica. Este tipo de lavado busca minimizar la carga bacteriana en manos y antebrazos. Se utiliza jabón antiséptico y se lleva a cabo una limpieza cuidadosa con movimientos rotativos que abarcan todas las superficies, asegurando un entorno seguro para los procedimientos quirúrgicos.