Cada 22 de octubre, se conmemora el Día Internacional de la toma de conciencia de la Tartamudez, el cual invita a reflexionar sobre una condición que afecta a cerca del 1% de los adultos (70 millones de personas) y al 8% de los niños en todo el mundo, según datos de STAMMA, organización benéfica del Reino Unido.

Esta jornada internacional tiene como objetivo visibilizar la realidad de quienes tartamudean, combatir los estigmas y promover una comprensión social más profunda, en un contexto donde la desinformación y los prejuicios aún persisten.

Qué es la tartamudez

La Asociación Argentina de Tartamudez (AAT) la definió como una alteración en la fluidez del habla que suele manifestarse mediante repeticiones de sílabas, sonidos o bloqueos, especialmente durante el desarrollo del lenguaje en la infancia, entre los dos y cinco años.

En diálogo con el medio Infobae, la licenciada en Fonoaudiología María Marta Gebara, consultora externa del Hospital de Niños doctor Ricardo Gutiérrez, explicó que el trastorno de la fluidez al inicio de la infancia (tartamudeo) está definido por el manual diagnóstico (DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) quinta edición, como una alteración de la fluidez y del patrón del habla.

Día Mundial de la Tartamudez: signos, riesgos y tratamientos efectivos

“Se caracteriza por repeticiones, prolongaciones, palabras entrecortadas, bloqueos, circunloquios y exceso de tensión física. También, es característico de este trastorno las interrupciones involuntarias en el flujo del habla, que pueden ser repeticiones de sonidos, sílabas, palabras, prolongaciones de sonidos, pausas o bloqueos del flujo de aire (Guitar, 2019). La producción de un habla tartamudeada implica consecuencias sociales, emocionales, afectivas y cognitivas en las personas que presentan tartamudez, afectando la calidad de vida", describió la experta.

Y completó: “Esta condición es más frecuente en hombres que en mujeres en una proporción aproximada de 4 a 1. La etiología de la tartamudez es aún desconocida y no habría un factor único responsable. Las investigaciones plantean que existiría un conjunto de factores asociados de diversas formas, por lo que esta condición es producto de factores como: la predisposición genética, las habilidades motoras del habla y factores lingüísticos, cognitivos, emocionales/afectivos y ambientales".

La detección del médico pediatra e intervención fonoaudiológica especializada en forma temprana, reducen la posibilidad de que la tartamudez se despliegue a lo largo de la vida, explicó la experta y agregó: “La oportunidad de reestablecer la fluidez al hablar se encuentra entre los 2 y los 5 años de edad. Más allá de ese período y a cualquier edad, toda tartamudez se puede compensar".

Día Mundial de la Tartamudez: signos, riesgos y tratamientos efectivos

Y finalizó la experta: “Un tratamiento fonoaudiológico con un abordaje multidimensional es un sistema que permite estimular la fluidez, organización y desarrollo entre los 2 y los 5 años, con un trabajo familiar simultáneo que equilibre las capacidades del niño para sostener comodidad, continuidad y facilidad al hablar“.

La Asociación de la Tartamudez de Cataluña (ATCAT) definió la tartamudez o disfemia como un trastorno de la fluidez del habla que causa disfluencias o interrupciones involuntarias en el habla, como las siguientes:

  • Repeticiones de un sonido o sílaba: “Quisiera un ca-ca-ca-ca-ca-café, por favor”
  • Prolongaciones de sonidos: “Celebraremos el cumpleaños en Baaaaaarcelona”.
  • Bloqueos: “Mañana iré a ……… ensayar”.

“Cabe destacar que cada persona tartamudea de una forma diferente y que no todas las personas presentan las mismas disfluencias”, destacó la entidad.

Hay varias personalidades destacadas que tienen o han tenido tartamudez: Marilyn Monroe, Bruce Willis, Jorge Luis Borges, Ed Sheeran, Emily Blunt, Joe Biden, Samuel L. Jackson, Elvis Presley y Charles Darwin, entre otros.

Causas y factores de riesgo

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Según la ATCAT, hay cuatro factores más probables de contribuir al desarrollo de la tartamudez: “La genética (aproximadamente el 60% de las personas que tartamudean tienen un familiar que también lo hace); desarrollo infantil (niños con otros problemas del habla y del lenguaje o retrasos en el desarrollo son más propensos a tartamudear); neurofisiología (investigación neurológica reciente ha demostrado que las personas que tartamudean procesan el habla y el lenguaje ligeramente diferente que aquellos que no tartamudean); y la dinámica familiar (altas expectativas y estilos de vida acelerados pueden contribuir a la tartamudez).

Y completó que la tartamudez sigue siendo muy estigmatizada, “continuamente se cuestiona la inteligencia y habilidad emocional de la persona, pues se cree, erróneamente, que con ‘calmarse’ o ‘concentrarse más en lo que se dice’ se conseguirá hablar de forma fluida”, mencionó la entidad.

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