Las manos actúan como uno de los principales vectores de transmisión de microorganismos entre personas y superficies. Un lavado de manos correcto permite eliminar virus, bacterias y otros gérmenes implicados en diarreas, infecciones respiratorias, neumonías y complicaciones nosocomiales severas.

El lavado con agua y jabón constituye una medida sencilla, efectiva y económica para la prevención de múltiples afecciones, incluidas las enfermedades transmitidas por alimentos como el síndrome urémico hemolítico (SUH), la salmonelosis y la shigelosis.

En el marco del Día Mundial del Lavado de Manos, la Dra. Valeria El Haj destacó que, según la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, tres de cada diez personas en el mundo carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos en sus hogares, y dos de cada cinco escuelas no cuentan con servicios de higiene adecuados, una situación que afecta a más de 800 millones de estudiantes.

La especialista agregó que la falta de higiene de manos se relaciona cada año con casi 400.000 muertes por diarrea y más de 350.000 por infecciones respiratorias agudas, cifras que ilustran la magnitud del problema.

Por ello, la higiene de manos se presenta como una de las intervenciones más simples y eficaces para reducir la carga de enfermedades infecciosas. Para que el lavado sea realmente efectivo, la directora médica nacional de Ospedyc recomendó que dure entre 20 y 30 segundos, cubriendo todas las superficies: palmas, dorsos, espacios interdigitales, uñas, pulgares y muñecas.

Si bien el alcohol en gel constituye una alternativa útil cuando no hay agua y jabón disponibles, la especialista advirtió que no reemplaza por completo al lavado con agua y jabón.

La invitación para este 15 de octubre es incorporar el hábito del lavado de manos en la vida cotidiana: en hogares, escuelas, lugares de trabajo y centros de salud. No se trata únicamente de una práctica de higiene personal, sino de un compromiso colectivo con la salud pública. Lavarse las manos en momentos clave —antes de comer, después de ir al baño, al llegar a casa o antes de atender a un niño o a una persona enferma— puede marcar la diferencia y salvar vidas.