Los especialistas coinciden en que la inapetencia ocasional puede formar parte de la infancia, pero cuando se prolonga más de una semana debe motivar la consulta médica. Según el Dr. Óscar Chacón Antezana, médico boliviano y jefe del servicio de Salud Mental del Instituto Nacional de Salud del Niño (Perú), lo prioritario es descartar causas orgánicas como infecciones o problemas digestivos, antes de pensar en un componente emocional.

En la misma línea, el Dr. Isidro Vitoria, pediatra y bioquímico español responsable de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital La Fe de Valencia, advierte que la falta de apetito es uno de los motivos de consulta más frecuentes en pediatría. “La causa puede ser una enfermedad de base o un problema conductual. También puede aparecer tras una infección gastrointestinal o respiratoria, en cuyo caso suele ser una fase transitoria que debe respetarse”, explicó. El especialista señala que los errores más habituales de los padres son el chantaje, las amenazas o incluso forzar físicamente a los chicos a comer, conductas que agravan la resistencia en lugar de resolverla.

El papel del afecto en la mesa

Más allá de los diagnósticos, la forma en que los adultos acompañan a los niños es clave. “El mejor estímulo para que coman es el afecto”, sostiene Chacón. La calma y la paciencia de quien alimenta puede marcar la diferencia entre un momento de tensión y una experiencia positiva. Incluso se recomienda que los abuelos transmitan a los padres más jóvenes prácticas de crianza tranquilas y sin presiones. Esta transmisión intergeneracional, explican los especialistas, ayuda a crear un clima de confianza donde el niño se siente seguro para explorar sabores y texturas.

Recomendaciones de los expertos

La psicóloga peruana Beatriz Benítez Briones enfatiza que nunca se debe forzar ni presionar a los niños. Sugiere, en cambio:

  • Crear un ambiente agradable y libre de gritos o tensiones.
  • Establecer horarios fijos para las comidas.
  • Evitar que muchas personas intervengan en la alimentación: lo ideal es que sean siempre las mismas.
  • Variar la presentación de los alimentos, sin perder de vista el equilibrio nutricional.

La especialista subraya que si la falta de apetito persiste, se debe consultar primero con un pediatra y luego, de ser necesario, con un nutricionista o psicólogo. También advierte que los padres deben estar atentos a signos como pérdida de peso, apatía o cansancio excesivo, que pueden indicar problemas de mayor complejidad.

Otros motivos por los que puede aparecer inapetencia infantil es la presencia de enfermedades transitorias o crónicas. Adobe Stock
Otros motivos por los que puede aparecer inapetencia infantil es la presencia de enfermedades transitorias o crónicas. Adobe Stock

En síntesis: la inapetencia en los niños no siempre es motivo de alarma inmediata, pero requiere observación atenta y acompañamiento respetuoso. Forzar nunca es la solución; el afecto y el entorno saludable son los mejores aliados para que la comida deje de ser un campo de batalla y vuelva a ser un espacio de disfrute y crecimiento.

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