Los brotes de dengue, marcados por la conjunción del cambio climático y el crecimiento urbano, dejan una lección simple y cotidiana: la prevención comienza en nuestros hábitos. La frase que repite la doctora en biología e investigadora del Conicet Giselle Rodríguez resume esa idea con claridad: “el mosquito está cada vez más cerca y adaptado; su proliferación depende en gran parte de nuestras costumbres”.

El 26 de agosto, Día Internacional contra el Dengue, remarca la necesidad de mantener la atención y las prácticas preventivas durante todo el año. En 2024, Argentina vivió el brote más grande de su historia: más de 500.000 casos y 290 muertes. La circulación simultánea de los cuatro serotipos del virus y la expansión del Aedes aegypti a áreas antes no afectadas hacen urgente sostener acciones de prevención comunitaria, vigilancia epidemiológica y políticas públicas sostenidas.

Mosquito del dengue: cómo se acerca y por qué se está adaptando

Rodríguez, que conoce el comportamiento del vector, explica que el clima subtropical, cálido y húmedo favorece la reproducción del mosquito, pero subraya que el motor principal de los criaderos está en los hogares. “La acumulación de residuos y agua en recipientes dentro de las viviendas es lo que genera criaderos. Latas, botellas, neumáticos o canaletas tapadas se convierten fácilmente en focos de reproducción”, advierte. El Aedes aegypti es principalmente diurno, con mayor actividad por la mañana y al atardecer, y sus huevos pueden resistir más de un año en condiciones adversas, aguardando la llegada de condiciones favorables para eclosionar.

Sobre la enfermedad, el infectólogo Gonzalo Tomás aclara que la transmisión requiere la intervención del mosquito: pica a una persona infectada y luego a otra, por lo que no existe transmisión directa entre personas salvo en casos poco frecuentes —transfusiones, trasplantes o durante el embarazo—. No existen antivirales específicos para el dengue. Los síntomas habituales son fiebre alta de comienzo brusco, cefalea intensa, dolores musculares y articulares, sarpullido y decaimiento. Los signos de alarma que requieren atención inmediata incluyen dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, sangrado mucoso, somnolencia o irritabilidad y la combinación de aumento del hematocrito con caída de plaquetas. El período de incubación va de 4 a 10 días y se estima que entre el 40% y el 80% de las personas pueden cursarlo de forma asintomática. Ante la sospecha de dengue, la hidratación, el control clínico y evitar antiinflamatorios como ibuprofeno o aspirina son medidas esenciales.

Mosquito del dengue: cómo se acerca y por qué se está adaptando

En el ámbito preventivo, Argentina cuenta con una nueva herramienta: la vacuna Qdenga, disponible y que protege frente a los cuatro serotipos en un esquema de dos dosis desde los 4 años, aunque aún no forma parte del calendario nacional y su indicación requiere evaluación médica individualizada. A la vacuna se suman las medidas clásicas: uso de repelentes (respetando tiempos de renovación), colocación de mosquiteros en puertas y ventanas y ropa que cubra brazos y piernas en horarios de mayor actividad del mosquito.

En Tucumán, la circulación predominante en 2024 correspondió a los serotipos 1 y 2, con presencia limitada del 3 y 4. Ese patrón deja a segmentos de la población con inmunidad, pero mantiene a otros en situación de vulnerabilidad y, por ende, la posibilidad de nuevos brotes. Este escenario choca con un problema estructural: la falta de financiamiento sostenido para la prevención y la investigación. Rodríguez denuncia que muchos proyectos sufren desfinanciamiento o fueron dados de baja, aunque el monitoreo del vector y la construcción de redes con gobiernos locales persisten pese a las dificultades.

Mosquito del dengue: cómo se acerca y por qué se está adaptando

En la capital tucumana, las políticas municipales combinan educación comunitaria, vigilancia entomológica y tareas de eliminación de criaderos, intentando introducir un cambio cultural en el manejo de residuos. Aun así, los especialistas coinciden en una conclusión que devuelve la responsabilidad a cada hogar: más allá de vacunas y campañas oficiales, la primera línea de defensa contra el Aedes aegypti está en la rutina doméstica. Como recuerda Rodríguez: “El mosquito está cada vez más cerca, y depende de nosotros dejar de darle el ambiente perfecto para sobrevivir”.