Nuevas tendencias: ¿Qué son los bebés "reborn" y cuándo el apego se convierte en un trastorno?
Aunque son usados como piezas de colección o juguetes para los niños, algunos adultos les atribuyen características humanas. Qué opinan los especialistas.
Una mujer increpó al personal médico en una clínica de Brasil porque se negaron a vacunar a su hijo. Esta noticia se volvió un escándalo, no por la respuesta de la clínica, sino porque la mujer había llevado a la consulta a un bebé reborn (“renacido” en inglés), un muñeco hiperrealista que comenzó a producirse en Estados Unidos en los 90.
En Brasil, el fenómeno creció en los últimos años y la comunidad de fanáticos se multiplicó gracias a las redes sociales. Pero la intención de tener un bebé como juguete se distorsionó y derivó en hechos excepcionales que involucran a personas adultas.
Los diarios locales como O Globo o G1 reseñaron otros casos en un tono similar: desde una pareja que intentó ir a juicio para disputar la “tenencia” de un bebé reborn hasta el matrimonio que le pidió a un cura “bautizar” a su “hijo”.
Incluso, una mujer llegó a demandar a una empresa que le negó la licencia por maternidad para cuidar al bebé renacido. “Aunque no haya sido concebida biológicamente, es fruto de la misma entrega emocional, de la misma inversión psíquica y del mismo compromiso afectivo que toda maternidad implica”, expuso el representante de la demandante citado por O Globo.

Furor entre las mujeres
En la Argentina, en cambio, no han salido a la luz casos similares, pero según contó Leticia Casco al medio TN, la cantidad de pedidos siempre ha ido en aumento desde que comenzó a vender bebés reborn en 2020. “Cada vez tengo más consultas y tengo agenda llena para encargos”, confirma la artista especializada en el proceso de pintura de bebés reborn reconocida en nuestro país. Por el momento, solo tiene clientes mujeres. En los casos en que fue contactada por hombres, se trataba de padres que deseaban hacerles un regalo a sus hijas.
Casco explicó que el rango etario de su clientela es muy amplio, desde nenas de año y medio hasta mujeres de la tercera edad “que quizás, nunca tuvieron un bebé de juguete en la infancia”.

Cada vez que entrega un encargo, los clientes brindan sus testimonios. Algunos padres le han asegurado que los muñecos son de mucha utilidad cuando se trata ayudar a las pequeñas a superar etapas. “Me compran mucho para nenas que duermen con los papás y estos quieren que empiecen a dormir solas. Entonces les dicen, ‘bueno, ya sos grande, tenés que ir a acostar al bebé’”, resalta. “Y con esa excusa del bebé, la nena siente cierta responsabilidad y duerme sola o con el bebé en su pieza”, explica.

La mayoría de las clientas son coleccionistas, y hay pedidos particulares: “Una mujer que no podía concebir, encargó un muñeco para sobrellevar el proceso y quedó embarazada un mes después de recibir el bebé reborn. Hubo otra clienta mayor que encargó una bebé hiperrealista para recordar a su hija que murió a muy corta edad".
Casco también mencionó anécdotas que conmueven e impactan, como la historia de una nena con cáncer que, mientras estaba internada, le pidió a una fundación uno de los muñecos pintados por Leticia. “Me dijeron que era importante que los niños cumplieran sus sueños para ayudar en la recuperación”, relata. A esta lista, se suma la historia de una nena hija de padres recicladores: todo su barrio hizo una colecta para sorprenderla con un bebé reborn para su comunión.
El límite del apego a un objeto
Los bebés reborn no representan un problema cuando se utilizan “en el plano del juego, como cuando los chicos y chicas juegan a ser papá y mamá”, resalta el psicólogo Miguel Espeche a TN.
Para Beatriz Goldberg, psicóloga y escritora, está bien que los chicos tengan muñecos hiperrealistas: “Las nenas desarrollan el aspecto maternal. Incluso, los varones pueden desarrollar el aspecto paternal”. Sin embargo resalta el riesgo en otras situaciones: “Lo malo es cuando un adulto siente que es real”. Los coleccionistas, aclara, tampoco “son una preocupación porque saben que son objetos inanimados, saben que los coleccionan”.

“Cuando se cruza este límite y alguien olvida que está jugando y cree que es la verdad, entra en el plano patológico, en la desmesura”, señala Espeche. El especialista las resalta como “situaciones excepcionales” que deben tratarse con especialistas. “Hay un valor de lo simbólico en los objetos a los cuales uno les otorga cierta humanidad, pero esto tiene que ser compensado con tratamiento”.
“No es un vínculo humano, es algo unilateral, (el bebé reborn) es algo sin vida. Para mí, no es bueno fomentar todo este tipo de vínculos. Es mejor que si uno tiene ganas de tener un bebé, que tenga un bebé real", dice Goldberg. A su juicio, los adultos que tienen bebés reborn como hijos tienen falta de compromiso afectivo. “La gente quiere algo más fácil, algo que no le dé trastornos ni le haga resignar nada”, argumenta.
Con relación a los ejemplos de Brasil, Goldberg advierte: “En el momento que uno cree que (el objeto) ocupa el lugar de un bebé real, en el momento en que uno le da entidad y vida y cree que tiene que ser así, en el momento en que uno le habla y cree que es un hijo normal, ya es alarmante”.
La psicóloga señala que los adultos que llegan a ese extremo podrían sentir “miedo a tener un hijo, a hacerse cargo” y esto es algo común en todos los seres humanos. "Pero escindir la realidad y decir, ‘este bebé es mío’, y cuidarlo como un bebé, como tenerlo en cuenta con responsabilidad casi real, o que tengo que festejarle el cumpleaños o lo estoy cambiando o algo, es una cuestión que está rondando casi en la psicosis", alerta. “No es algo positivo, hay que trabajarlo y trabajar para tener a alguien real”.
En cuanto al duelo, Espeche considera “que empeoraría” el estado en el que se encuentra una persona. Beatriz Goldberg coincide con el psicólogo, subraya que el dolor debe transitarse con profesionales, pero no un adulto no puede “reemplazar a una persona con un muñeco”.