La mañana transcurría con normalidad para Hayley Black, de 36 años, madre de tres hijos en Reino Unido.

Se disponía a preparar el desayuno para su pequeña bebé cuando esta comenzó a bostezar. Instintivamente, ella imitó el gesto: se alargó, oyó un chasquido y sintió una corriente eléctrica recorrer medio cuerpo. En ese momento supo que algo estaba gravemente mal.

Hayley es madre de tres hijos. Foto: gentileza Kennedy News And Media
Hayley es madre de tres hijos. Foto: gentileza Kennedy News And Media

Su marido, de 39 años, al principio creyó que exageraba. Pero cuando le insistió que llamara a urgencias, comenzó la carrera contra el tiempo. En la ambulancia, cada bache del camino la hizo sentir como si le destrozaran la columna, según su relato.

Una vez en el hospital, los primeros escáneres no mostraron lo que realmente ocurría y el dolor extremo continuó durante la noche. Finalmente, los médicos detectaron que dos vértebras cervicales —identificadas como la C6 y la C7— se habían desplazado hacia adelante, comprimiendo la médula espinal.

Le informaron que tanto su capacidad para caminar como su vida estaban en juego, con aproximadamente un 50% de probabilidades de sobrevivir al procedimiento.

Intervención, rehabilitación y secuelas

La mujer se rompió dos vértebras al bostezar. Foto: gentileza Kennedy News And Media
La mujer se rompió dos vértebras al bostezar. Foto: gentileza Kennedy News And Media

Tras confirmarse el diagnóstico, se programó una cirugía urgente para estabilizar la columna. Según los informes, se retiraron o recolocaron los elementos comprometidos y se efectuó la fijación del cuello con placas metálicas, logrando que la paciente saliera del procedimiento con funciones.

El camino de recuperación fue arduo. Pasó meses en silla de ruedas, debió reaprender a caminar y enfrentó una limitación permanente. Hoy toma medicación diaria para controlar el dolor neuropático y las descargas eléctricas que aún siente en la columna y la cabeza si se descuida.

Además, la experiencia la dejó con temor ante un bostezo, un acto cotidiano que ahora le genera pánico.

Insólito caso médico

Este caso, aunque extraordinario, figura como una rareza médica. Los especialistas consultados señalan que el bostezo es un acto reflejo habitual y que provocar una fractura cervical y compresión de la médula es excepcional.

Sin embargo, pone de relieve que movimientos aparentemente inocuos pueden desencadenar lesiones graves si existen factores predisponentes —como laxitud ligamentaria, afecciones degenerativas o vulnerabilidad ósea—.

Hayley declaró que cada día agradece estar viva y poder estar con sus hijos. También destacó que su experiencia cambió la dinámica familiar: su esposo pasó de ser compañero a cuidador intenso, y ella debió adaptarse a vivir con dolor crónico.

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