Bill Gates ha revelado en varias entrevistas y en sus memorias tituladas “Source Code”, una de las prácticas más nocivas que compartió con Steve Jobs durante sus años como líderes de Microsoft y Apple respectivamente: exigir jornadas laborales extenuantes a sus empleados.

Este comportamiento, habitual en las primeras décadas de la industria tecnológica, se sostenía bajo la lógica de que la innovación justificaba el sacrificio personal y el desgaste humano.

Gates admitió que, al igual que Jobs, ejercía un control férreo sobre sus grupos de trabajo para asegurar un nivel de entrega que rozaba lo desmedido. “Ambos éramos un poco flautistas de Hamelín a la hora de conseguir que la gente trabajara horas ridículas”, señaló en una entrevista a Axios a principios de 2025.

La frase no solo resume la presión ejercida sobre sus trabajadores, sino una autocrítica inusual que aporta una nueva luz sobre el culto a la productividad que caracterizó al nacimiento de las grandes tecnológicas.

De qué forma se manifestó esta exigencia en las prácticas laborales de Gates

Durante su dirección, vigilaba la
Durante su dirección, vigilaba la

Durante los primeros años de Microsoft, Gates desplegó un sistema de vigilancia indirecta sobre su personal. Instaló su oficina con vista directa al estacionamiento de la empresa para observar quién se retiraba antes de tiempo y quién seguía trabajando entrada la noche.

Este método de supervisión pasiva llegó a niveles extremos: memorizó las matrículas de los vehículos de sus empleados para monitorear sus horarios de entrada y salida.

Esta rutina refleja una cultura corporativa centrada en la hiperproductividad como sinónimo de compromiso. No era solo una cuestión de eficiencia, sino una manifestación explícita de poder y control. Bajo esta lógica, el agotamiento era una forma de lealtad, y cualquier indicio de límite personal podía leerse como falta de dedicación.

Qué reveló Bill Gates sobre el liderazgo de Steve Jobs

Jobs era estricto al momento
Jobs era estricto al momento

Gates describió a Jobs como un “mago mayor” en contraste con su propio rol de “mago menor”. En sus palabras: “Tú eres un mago mayor. Puedes lanzar hechizos que yo no puedo, pero como soy un mago menor, tus hechizos no me funcionan. Ya veo lo absurdo de que solo estás hipnotizando a esta gente”.

Esta analogía, lejos de ser meramente retórica, pone en evidencia una relación de admiración ambivalente. Jobs tenía la capacidad de generar una devoción casi ciega entre sus empleados, algo que Gates veía con escepticismo y cierto recelo.

No obstante, reconocía la eficacia de ese magnetismo en términos de liderazgo, aunque ambos terminaban apelando a los mismos métodos para obtener resultados: jornadas extensas y entrega total.

Cómo impactó este estilo de liderazgo a la industria tecnológica

Las dos empresas son referentes
Las dos empresas son referentes

La presión por innovar convirtió las oficinas de Apple y Microsoft en espacios donde las horas laborales eran virtualmente ilimitadas. Esta dinámica se extendió rápidamente al resto de Silicon Valley, generando una cultura del agotamiento que todavía hoy tiene ecos en las startups tecnológicas.

Lo que Gates reconoce ahora como un “hábito tóxico” fue, en su momento, un modelo de eficiencia que se propagó sin resistencia. El mito del “trabajo por pasión” encubría una sobreexplotación sistemática.

Y pese a que los productos que emergieron de esas condiciones cambiaron el mundo, las consecuencias humanas quedaron al margen del relato empresarial durante décadas.

En qué momentos hubo colaboración entre Steve Jobs y Bill Gates

Bill Gates reveló el hábito tóxico que compartía con Steve Jobs

A pesar de su conocida rivalidad, la relación entre ambos empresarios estuvo atravesada por momentos de cooperación. Microsoft intervino en un momento crítico para Apple con una inversión que le permitió mantenerse a flote.

Gates lamentó posteriormente haber vendido las acciones adquiridas en ese acuerdo, decisión que resultó financieramente desacertada por el posterior ascenso meteórico de Apple.

Este episodio ilustra un vínculo complejo, donde la competencia no anulaba el reconocimiento mutuo. Aunque Gates no dudaba en criticar productos como la computadora NeXT, a la que calificó como “lenta y costosa, con una carcasa negra demasiado cara”, valoraba la visión transformadora de Jobs para la industria.