La primera autopista del mundo capaz de recargar vehículos eléctricos en movimiento fue inaugurada en la A10, a unos 40 kilómetros de París. El proyecto piloto, denominado “Charge as you drive”, cubre 1,5 kilómetros y nace de un consorcio integrado por VINCI Autoroutes, Electreon, VINCI Construction, la Universidad Gustave Eiffel y Hutchinson.

Bajo el asfalto se han instalado bobinas que transmiten energía a vehículos equipados con receptores, permitiendo la transferencia eléctrica sin detenerse. En la fase de pruebas participan prototipos de camiones, furgonetas, automóviles y autobuses que circulan y recargan sus baterías de forma dinámica. El sistema genera un campo magnético en las bobinas empotradas en la calzada; al pasar, la bobina del vehículo capta la energía y la convierte en corriente para la batería. Esta recarga en movimiento evita paradas en estaciones fijas y reduce la dependencia de cargadores de alta potencia.

Francia prueba la primera autopista del mundo que recarga vehículos eléctricos mientras se conduce

Entre los beneficios se destaca la posibilidad de emplear baterías más pequeñas y ligeras, lo que ofrece mayor espacio útil en vehículos pesados y reduce la demanda de materiales críticos como litio y cobalto. Ensayos realizados por laboratorios de la Universidad Gustave Eiffel reportaron potencias máximas superiores a 300 kW y medias por encima de 200 kW, cifras que sugieren capacidad para atender vehículos de gran porte y uso intensivo. La instalación exige alineación precisa entre las bobinas de calzada y las del vehículo, además de un monitoreo continuo mediante sensores y software.

Los materiales usados han sido evaluados para resistir hasta 25 años de tránsito intenso, aunque persisten interrogantes sobre el costo de la infraestructura, la integración a la red eléctrica y los mecanismos de facturación para tramos extensos. Francia es el primer país en desplegar recarga dinámica en una autopista con tráfico pesado; Alemania e Italia avanzan en proyectos similares. El tramo experimental de la A10 servirá para recopilar datos sobre fiabilidad, mantenimiento y costes a lo largo de su vida útil. Si muestra viabilidad económica y técnica, la tecnología podría extenderse a más rutas, contribuyendo a la electrificación del transporte y a la reducción de emisiones en el sector logístico.