Aún siendo la provincia más pequeña del país, Tucumán cuenta con numerosos atractivos turísticos naturales, gracias a su privilegiada geografía, enmarcada por cerros, yungas, ríos y valles de altura, que configuran un escenario ideal para el turismo activo.

A continuación, te ofrecemos cinco alternativas para moverte a pie por las serranías tucumanas, descubriendo otras tantas maravillas poco conocidas del Jardín de la República.

Cascada de Los Pizarro

La zona pedemontana de Tucumán ofrece una llamativa combinación de yungas y cursos de agua de poco caudal pero mucha pendiente, que cuando se combina con el accidentado suelo, produce el fenómeno de las cascadas.

Una de las más atractivas es la de Los Pizarro, ubicada unos pocos kilómetros al oeste de la ciudad surea de La Cocha, que es donde comenzará la excursión, internándose por senderos serranos enmarcados por la imponente vegetación selvática.

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El trayecto demanda varias horas, por lo que conviene salir temprano, y serpentea siguiendo el curso de agua que baja desde la cascada hasta el río que alimenta un pequeño embalse del mismo nombre, por lo que también se recomienda buscar la guía de algún conocedor del terreno.

Lo que se encuentra al final del recorrido, hace que el esfuerzo valga la pena, ya que se trata de un salto de agua de varios metros que se precipita desde una peña cubierta de verde, alimentando una tranquila laguna que se formó al abrigo de la formación vertical, configurando un escenario natural de incomparable belleza.

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Puente del Indio, San Pedro de Colalao

San Pedro de Colalao está separado de Colalao del Valle por una elevada formación montañosa comúnmente llamada las Cumbres Calchaquíes.

Del lado de la villa veraniega de Trancas, los cerros que anteceden a las moles milenarias están cubiertos por una profusa vegetación que, no muy lejos del pueblo, esconde una curiosa formación rocosa, producto de los caprichos de la erosión.

Se trata del Puente del Indio, Una suerte de arco pétreo que se ubica en la cima de una elevación que, además de la llamativa estructura natural, se ofrece como mirador para asomarse al valle donde se asienta San Pedro y admirar las cumbres tras las cuales se adivinan las bellezas calchaquíes.

La excursión a pie, que comienza a la vera del río Tipas, en el extremo oeste de la villa, dura unas tres horas, es de dificultad media y sólo al final demanda un último esfuerzo para alcanzar la meta, que por lo que se podrá ver sin dudas vale la pena.

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