Estrés en pareja: qué es y cómo afecta a la relación marital
La ciencia ha probado que hay un vínculo entre la salud de las relaciones y el bienestar físico y psíquico. Qué personas son más sensibles a sufrirlo y cuáles son los síntomas de una relación conflictiva
El vínculo de pareja es una construcción dinámica en constante proceso. Los cambios más ostensibles en este tipo de relación se vienen pronunciando desde hace décadas, aunque en este último siglo aún más.
Los puntos de vista sobre el vínculo son una mixtura de pautas clásicas (convivencia, matrimonio, hijos, inclusión de matrimonio en la red familiar mayor, etc.) con nuevas miradas (defensa de los tiempos personales, no matrimonio, postergación de la maternidad, consensuar qué gusta y que no en el encuentro sexual), apertura a nuevos estímulos (juguetes sexuales, porno, parejas abiertas, etc)., y la presencia de la tecnología desde la conquista (aplicaciones de contacto, redes) hasta cada instante de la vida cotidiana.
En esta conjunción de pautas clásicas, —muy asociadas a patrones de género—, y las modernas —cuestionadoras de los patrones de género— circulan los vínculos sexoafectivos con mayor o menor compromiso. Desde hace tiempo se vienen buscando y estableciendo medidas objetivas de evaluación del grado de satisfacción/insatisfacción de las parejas convivientes, es decir qué factores influyen en el estrés marital: cómo cada uno vive y responde a esas situaciones, cómo se afecta el vínculo y la capacidad de superación de conflictos.
A grandes rasgos se ha sugerido que el bienestar responde a actitudes predominantemente positivas hacia la pareja y bajos niveles de comportamiento hostil y negativo. La baja calidad marital se caracteriza por una baja satisfacción, actitudes predominantemente negativas hacia la pareja y altos niveles de comportamiento hostil y negativo.
En consulta, uno de los temas frecuentes que aparecen, es la calidad de la relación y cómo esta afecta el estado de ánimo y la salud física. La conexión entre salud marital y bienestar ha sido muy documentada, poniendo en evidencia la importancia de la red social (trabajo, amigos, actividades fuera del matrimonio) como uno de los puntos de refuerzo de la salud además de ayudar a mitigar el estrés en general.
También es un factor de ayuda sentirse incluido en la red social de la pareja, y, aunque puede generar atracciones y rechazos, se valora la intención del otro de integrarlo a la otra parte de su mundo. Resumiendo: las redes sociales personales y la inclusión en las redes del otro ayuda al bienestar marital y general.
Bajar el estrés marital
Si bien la ciencia se ha dedicado a investigar cómo influyen los conflictos constantes en la salud física y psíquica, podemos concluir que el bienestar dependerá de controlar estas causas poco saludables. La satisfacción vincular es un marcador de salud cuando:
-Existe un equilibrio dinámico entre lo personal y lo que se comparte.
-Los roles no están signados por pautas rígidas de género (“esto lo hace la mujer, esto el hombre”).
-La comunicación prima por sobre las suposiciones y ocultamientos.
-Se reduce al mínimo el sesgo crítico hacia las conductas personales y del otro.
-Se afina la capacidad de escucha sin especulaciones o ideas preconcebidas.
-Se buscan acuerdos aún cuando existen desacuerdos.
-Se mantiene acciones proactivas: no a la pasividad ni a la resignación.
-Sostener actividades compartidas.
-Los cuerpos deben mantener la cercanía, el contacto afectivo.
-La sexualidad no debe estar regulada por patrones de género ni por lo a uno le gusta, desmereciendo los gustos del otro.