Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo: época dorada y decadencia
En los años 50, el centro fabril más grande de Sudamérica albergaba a más de 5.500 obreros. La política de diferentes gobiernos acabó con el sueño que supo atraer a miles de inmigrantes.

Los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo, ubicados en la provincia de Tucumán, tienen una historia que se remonta a principios del siglo XX. Su construcción comenzó en 1902 y fueron inaugurados en 1910, coincidiendo con la celebración del centenario de la Revolución de Mayo. El establecimiento fue fruto de un contrato parcial que estipulaba una inversión de 931.243,38 pesos moneda nacional oro para su edificación.
Desde su apertura, los talleres se convirtieron en un importante centro de trabajo y atrajeron a una gran cantidad de inmigrantes que se establecieron en la región, construyendo viviendas inspiradas en sus países de origen. Con el tiempo, y tras la nacionalización de los ferrocarriles, los talleres pasaron a ser parte del Ferrocarril General Belgrano, que formaba parte de los Ferrocarriles Argentinos.
En 1950, sus instalaciones contaban con una plantilla de 5.663 trabajadores, quienes eran responsables de la producción mensual de 24 vagones de carga, 11 coches de pasajeros y 2 locomotoras a vapor, además de una considerable cantidad de repuestos. Durante la década de 1950, Tafí Viejo se consolidó como uno de los mejores talleres ferroviarios de Sudamérica, ocupando un área de 22 hectáreas y con 100.000 metros cuadrados cubiertos.
Sin embargo, este panorama cambió drásticamente con la dictadura militar en 1980, que decidió cerrar los talleres en julio de ese año. Años más tarde, en 1984, el entonces presidente Raúl Alfonsín llevó a cabo la reapertura de los talleres, cumpliendo así con una de sus promesas de campaña. No obstante, la situación no se estabilizó; en 1993, bajo el gobierno de Carlos Menem, el taller fue transferido a la provincia de Tucumán y cerró nuevamente en 1996, resultado de las reformas económicas y políticas de la época.
A partir de entonces, el lugar sufrió saqueos y desguace, dejando a más de 300 familias sin empleo. Con una tasa de desocupación en la provincia que alcanzaba el 40% a inicios del nuevo milenio, los trabajadores despedidos comenzaron a organizarse para reclamar la recuperación de sus fuentes de trabajo. Tras la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, la asamblea vecinal conocida como Fuerzas Vivas tomó el liderazgo del reclamo, logrando avanzar en las negociaciones para la reapertura de los talleres.
El 30 de septiembre de 2003, el presidente Néstor Kirchner anunció la rehabilitación de los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo, lo que supuso un paso hacia la reintegración de la producción ferroviaria en la región. Sin embargo, a pesar de la inversión de 14 millones de pesos para la reactivación de las líneas de producción, el nivel de actividad en los talleres es considerablemente menor en comparación con su época de esplendor.
La historia de los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo refleja no solo los vaivenes de la industria ferroviaria en Argentina, sino también el impacto en las comunidades que dependen de esta actividad económica.