Divididos celebró 35 años y subió al escenario a La Renga

La banda de Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella celebró con invitados especiales ante 45.000 personas en el estadio de Vélez Sarsfield.
domingo 14 de mayo de 2023
Mollo y Chizzo, juntos en el escenario por los 35 años de Divididos.
Mollo y Chizzo, juntos en el escenario por los 35 años de Divididos.

“Un tiro para el lado de la justicia”, dijo Ricardo Mollo después de haber atravesado la media multitud que colmó Vélez Sarsfield hasta llegar a un pequeño escenario justo en el centro del campo, de cara a los más relegados y con la popular del fondo como límite. Y con la guitarra se plantó delante de un cuarto creciente para regalarles “Spaghetti del rock”, solito pero acompañado por el alucinado coro popular: el lado luminoso de la luna, un bálsamo mientras Diego Arnedo y Catriel Ciavarella descansaban fuera de los focos tras de una hora de aplanadora total.

De la corrosión a lo AC/DC en “Paisano de Hurlingham” hasta el anfetamínico enganchado “Azulejo” / “Qué tal” / “La rubia tarada”, Divididos desplegó de movida todo su poderío para contar su propia historia, esa que está a punto de alcanzar los 35 años: el aniversario exacto es el 10 de junio y ahora volvieron al estadio donde habían tocado en 1994, justo cuando empezaba a bajar la ebullición de La era de la boludez. “Qué ves”, que en esa época había implosionado como hit, volvió a sonar esta noche en una versión misteriosa con Gustavo Santaolalla -artífice de ese disco- y Javier Casalla de invitados.

“Un acto de justicia”, volvió a decir el guitarrista un rato más tarde. “Tuvimos a La Renga en Capital, loco”, celebró la repentina e inesperada vuelta a la Ciudad de Buenos Aires de la banda oriunda de Mataderos, que se despachó con una versión rabiosa de “El final es en donde partí” con los instrumentos prestados por el trío (”Es un honor tocar con esta SG que me dio Ricardo para grabar Despedazado por mil partes”, dijo Chizzo Nápoli), más la fuerza dramática de Casalla con un violín más intenso que una sección de vientos.

El grupo de Chizzo -que antes se había batido en un duelo con Mollo para subir la efervescencia de “Sobrio a las piñas”- y los hermanos Iglesias, Tete y Tanque, sigue intentando sin éxito dar un show en la ciudad capital después de su recordada serie en Huracán (2017), pero las trabas político-burocráticas vienen dilatando la cosa al límite de la proscripción. Atentos a esto, los Divididos compartieron con sus amigos a su propia tribu, acaso lo más sagrado que tiene un artista popular. Las más de 40 mil personas que coparon cada rincón del José Amalfitani y se revolvieron en las incontables rondas de pogo, festejaron la sorpresa como un gol propio.